Acción social al ritmo del Caribe
El Teatro Estudiantil Universitario es una de las iniciativas de acción social de la sede del Caribe. Foto: Sede del Caribe.
Al lado del mar y marcados por los ritmos de las culturas caribeñas, veinticinco proyectos culturales, productivos, educativos, ambientales y de salud se desarrollan continuamente en la Sede del Caribe de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El equipo de acción social, conformado por diecinueve docentes universitarios, desarrolla en conjunto con las comunidades aledañas a la sede, iniciativas para el mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes de Limón.
La sede, creada en 1977 como Servicio Descentralizado de Limón, dependiente de la Sede Regional de Turrialba y establecida formalmente en 1980, desarrolla desde sus inicios iniciativas para promover el desarrollo integral de la región.
Proyectos de promoción de prácticas ambientales sustentables en empresas y escuelas, talleres de pensamiento lógico matemático para estudiantes de secundaria, formación musical, exhibiciones para la construcción de memoria comunitaria, proyectos culturales de danza, teatro, cine, coro, promoción de la pesca artesanal, un centro infantil, cursos libres y clases de inglés, entre muchos otros proyectos son parte de la acción social que realizan en conjunto con distintas poblaciones y comunidades.
De acuerdo con Marianita Harvey, coordinadora de acción social de la sede, el equipo define la acción social como el vínculo que se establece desde la universidad, estudiantes, docentes y personal administrativo, con las comunidades, construyendo conjuntamente aportes al desarrollo de la región. “Es responder a las necesidades concretas de la comunidad desde el quehacer académico, de acción social y de investigación de la sede”, dice.
Para ella, el trabajo consiste en “poner todos los recursos de la universidad al servicio de la comunidad respondiendo a sus necesidades, logrando el mayor provecho de los recursos, porque tenemos que velar por la eficiencia y eficacia de todo lo que hacemos”.
La construcción colaborativa de los proyectos junto a las comunidades ha hecho que los ritmos particulares de Limón hayan calado en la sede y en las iniciativas que desarrolla. La coordinadora de Acción Social comentó que ha sido a solicitud de las personas y grupos organizados de Limón que distintos proyectos se han gestado, fortalecido y adaptado.
“El mar y sus beneficios” (EC-434), por ejemplo, es una iniciativa que capacita jóvenes en buceo para que puedan generar ingresos a partir de su conocimiento del mar, al tiempo que se fortalecen aspectos culturales y educativos; y que nació como respuesta a la necesidad de generar fuentes de empleo para jóvenes de la zona.
Con esta visión coincide Haydeé Jiménez, quien trabaja en el área desde hace más de veinte años y tiene a su cargo dos proyectos de extensión cultural: Cultura Caribe de la Danza (EC-151) y Cine Universitario en el Caribe (EC-405). Compartir saberes, conocimientos y herramientas para construir colectivamente el bienestar es su trabajo. “Yo soy graduada de danza, pero no vengo a enseñar sólo ballet o a imponer lo que yo aprendí. Acá, como dicen, la gente cuando camina baila y yo he aprendido que acá la danza es más, es otra cosa. Reconozco esas otras formas de ver el mundo, esos conocimientos y vengo a descubrir qué herramientas nos hacen falta para dar saltos”.
Gerardo Meza, coordinador de la Etapa Básica de Música y profesor de piano comentó que los proyectos que se desarrollan en sedes se vinculan intrínsecamente con las comunidades y se moldean en consecuencia. “En sus inicios el proyecto pretendía que la gente aprendiera a relacionarse con la música, aprendiendo a leer música. Pero cuando llegamos a Limón, empezamos a hacer los cursos y nos dimos cuenta que acá la gente hace música de otras maneras, que la oralidad era sumamente importante”, cuenta.
“La forma en que hacemos acción social desde la sede es que traemos un material que entregamos a la gente, pero la gente tiene lo suyo y creamos un intercambio. En ese intercambio hemos aprendido mucho, por ejemplo de los himnos de las iglesias, de la música calypso o la de las bandas de marcha; hemos podido construir con otras poblaciones, las indígenas, los migrantes. Es un intercambio muy rico, ellos dan un montón, nosotros damos una parte y construimos”, resumió Meza.
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