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Ceremonia de siembra del primer árbol de la paz en la UCR

Ginkgo biloba es el llamado árbol de la paz y es descendiente de los árboles sobrevivientes al ataque atómico en Hiroshima


Fecha de publicación:


Mié, 13/08/2025

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Autoría:


Alisson Chévez Avilés (Asistente Unidad de Comunicación)

img-noticia-Foto del momento en el que se plantó el árbol de la paz

Este acto cobra especial relevancia en el actual contexto internacional, marcado por la proliferación de armas nucleares y conflictos. Foto: Alisson Chévez.

En un acto cargado de simbolismo y compromiso con la paz, la Universidad de Costa Rica (UCR) celebró la ceremonia de siembra del primer “árbol de la paz” Ginkgo biloba, descendiente de los árboles que sobrevivieron al bombardeo atómico de Hiroshima en 1945. La actividad se realizó en el marco del proyecto “Árboles de la paz sobrevivientes a la bomba atómica de Hiroshima” (EC-669), impulsado por la Escuela de Biología.

La siembra se efectuó con la presencia de destacadas autoridades universitarias y diplomáticas, entre ellas: Gerardo Ávalos Rodríguez, profesor investigador y gestor del proyecto; Carlos Araya Leandro, rector de la UCR; Anette Calvo Shadid, vicerrectora de Acción Social; Embajadora Eugenia Gutiérrez Ruiz, directora adjunta de política exterior de la Cancillería de la República; Matsumoto Katsuhiro, consejero de la Embajada del Japón en Costa Rica; Jimena Villalobos Ruiz, estudiante y representante de la Asociación de la Escuela de Biología; y Gilbert Alvarado Barboza, subdirector de la Escuela de Biología.

La vicerrectora de Acción Social, aprovechó su intervención para enfatizar que “la Universidad de Costa Rica asume de manera activa su responsabilidad para sensibilizar a la población con respecto a la urgente necesidad de trabajar en la construcción de una cultura de paz en nuestro país y en sus relaciones con el resto del mundo”.

 

Desde el cuerpo diplomático, Matsumoto Katsuhiro representante de la embajada de Japón expresó su agradecimiento: “Estamos agradecidos con la Universidad de Costa Rica, por brindarnos la oportunidad de germinar estos árboles que promueven un mensaje de paz”.

El acto marca el inicio de la segunda etapa del proyecto EC-614, concluido en 2024. La primera donación de semillas llegó en 2023, inicialmente con bajas expectativas debido a las condiciones tropicales del país; sin embargo, apenas una semana después de su llegada a Costa Rica tras un proceso logístico para traer el árbol al país, que implicó cumplir con rigurosos requisitos burocráticos, así como gestionar su movilización y transporte, comenzaron a germinar. Lo que da paso a que los árboles sean plantados en sitios públicos y emblemáticos de la UCR. 

Actualmente, el Jardín Botánico Lankester alberga 45 árboles gracias a una segunda donación, lo que lo convierte en un centro de distribución para otros países. Desde allí, se impulsa el compromiso de llevar un mensaje de paz y no repetición, promoviendo el uso del conocimiento para el bien común y en beneficio de las poblaciones más desfavorecidas, según el Dr. Ávalos.

Este logro ha sido posible gracias a las gestiones de Ávalos, con el apoyo de la Escuela de Biología, en colaboración con el Jardín Botánico Lankester, la Embajada de Japón y la Fundación Green Legacy Hiroshima, donadora de las semillas. Ávalos relata que el vínculo con esta fundación, impulsora mundial de la propagación de estos árboles, surgió durante la pandemia.

Un llamado a la conciencia

La ceremonia contó con mensajes que hicieron un llamado a la reflexión sobre la coyuntura actual sobre las armas nucleares, guerras y el compromiso de usar éticamente los avances científicos y tecnológicos en el mundo. 

En tanto, la embajadora Gutiérrez advirtió que “nos encontramos actualmente en una coyuntura internacional donde, en lugar de incrementar la voluntad política en favor de la disminución del gasto armamentista, estamos viendo el fenómeno contrario”.

En su intervención, el rector Carlos Araya Leandro recordó que “han pasado 80 años [del lanzamiento de la bomba] y sigue recordándonos que el poder de la ciencia y la tecnología, si no se guía por principios éticos y humanistas, puede convertirse en el mayor enemigo de nuestra propia especie”.

Por su parte, el Dr. Ávalos aseguró que “la educación es la vía para alcanzar una sociedad de verdadera paz y justicia social, entonces debemos reforzar la educación pública”, Agregó que el proyecto no solo es botánico, sino profundamente humano y que debemos “aprender de la naturaleza, su resiliencia, su regeneración, su belleza, el perdón, y la esperanza de tener un mañana mejor”.

Más allá de la siembra

El proyecto no solo dejará un legado vivo en el campus universitario, sino también un aporte cultural y educativo a través de un libro infantil inspirado en el material de la fundación japonesa. El texto, dirigido principalmente a niños de 5 a 8 años, ya se traduce a 14 idiomas —incluidas lenguas indígenas costarricenses— y contará con música original y una versión digital multilingüe.

Con esta siembra, la Universidad de Costa Rica no solo añade un árbol más a su patrimonio natural, sino que cultiva un símbolo viviente de resiliencia, memoria y compromiso con un mundo libre de armas nucleares. 

La estudiante Jimena Villalobos subrayó la dimensión colectiva del cuidado de este legado: “Espero que toda la comunidad estudiantil le demos el cuidado necesario para que podamos seguir propagándola (...) estos árboles nos recuerdan que la forma en que nos tratamos unos a otros refleja también cómo tratamos a la naturaleza (...) la elección entre un futuro esperanzador o destructivo, está en nuestras manos”.

 

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