Hace 8 años que el Recinto de Santa Cruz de la Universidad de Costa Rica (UCR) no es el mismo. El campus, que otrora fue una estación experimental dedicada a la investigación, es posiblemente el espacio en el que la acción social universitaria marca más la vida cotidiana.

El Recinto forma parte de la Sede de Guanacaste, cuyo campus central está en Liberia. En sus instalaciones se imparte la carrera de Bachillerato y Licenciatura en Contaduría Pública, se desarrollan 11 proyectos de investigación y 4 proyectos de la Vicerrectoría de Acción Social.

Sus instalaciones, frescas y luminosas, están formadas por dos pabellones de aulas y oficinas. De un lado, personas funcionarias y estudiantes universitarios. Del otro, las aulas del Centro Educativo UCR (ED-2496), campo de juegos de cientos de niñas y niños.

Angie Pizarro López es la coordinadora del Centro Educativo y docente del grupo de sexto grado. Ella cuenta que con la creación de la escuela, el Recinto de Santa Cruz resurgió y comenzó a proyectarse más a la comunidad, gracias a la convivencia con familias de diferentes contextos sociales.

Fuera del campus hay un proyecto santacruceño con 40 años de trayectoria: la Etapa Básica de Música (ED-585). Fundada en 1979 por Jorge Luis Acevedo Vargas, en aquel entonces era profesor de la Escuela de Artes Musicales de la Sede Rodrigo Facio, fue la respuesta a una demanda cultural del pueblo guanacasteco.

Los primeros cursos ofrecidos fueron de instrumentos de viento, piano y guitarra popular. Pero su evolución ha sido tal, que ahora se enseña además introducción al canto, bajo eléctrico, clarinete, flauta traversa, saxofón, trompeta, batería, percusión latina, trombón y por supuesto, marimba.

Las y los estudiantes son personas entre los 7 y 21 años de edad y cuentan con el apoyo de 14 docentes. El énfasis es en tres áreas: enseñanza instrumental, difusión y rescate de la música tradicional costarricense e investigación de la marimba.

Rigoberto Tablada Pizarro, director del Recinto y excoordinador de la Etapa Básica de Música, explicó que este proyecto ha servido para formar jóvenes talentos, para divulgar el quehacer de los docentes y para el rescate y difusión de la cultura y sociedad guanacasteca. Para 2017, se contabilizan más de 8.396 niños y jóvenes participantes durante la trayectoria del proyecto, de todos los cantones de Guanacaste y de los cantones peninsulares de Puntarenas.

“Yo soy producto de la acción social, desde el año 1986 yo ingresé a formar parte de la etapa básica y ahí comenzó mi ligamen con la universidad de Costa Rica y creo que muchos jóvenes también han hecho lo mismo. Ahora que soy docente de la sede de Guanacaste siento un arraigo muy profundo con la acción social”, contó Tablada.

A partir del trabajo de la Etapa Básica surge la Orquesta de música latina “Son de la U” (EC-319), el tercer proyecto perteneciente al Recinto de Santa Cruz.

El último proyecto del recinto es el trabajo comunal universitario Programa de capacitación en empresariedad, innovación y control interno para PYMES y comunidades rurales (TC-682). También trabajan proyectos de la Sede de Guanacaste, como La Magia de los libros: un despertar hacia la lectura (ED-2918) y Un día de arte (EC-167).

Guido Salas Navarrete, coordinador del TC-682 y docente del Recinto, enfatiza la importancia de que la universidad salga más. Porque de eso se trata para él hacer acción social, salir a las comunidades, a los pueblos y llevar los quehaceres de la universidad a los lugares donde más pueden ayudar.

“La interacción con las personas, el quehacer que existe entre la universidad y las personas, el conocimiento que tiene que tener la universidad sobre la situación de las personas en las comunidades, es básico para que pueda existir una acción social idónea dentro de una institución como esta”, concluyó Salas.