La vida del maestro Gerardo Selva Godoy ha transcurrido entre la cerámica, la escritura, la producción audiovisual, la música y la enseñanza teatral.  Su taller en Santo Domingo, de Heredia, es solo una estación más en el quehacer del artista nacido en Somoto, Nicaragua, su punto de partida para un viaje que lo trajo definitivamente a Costa Rica en 1976.
Selva ha dedicado 45 años de su trayectoria artística a la creación cerámica y una de sus obras se entregará este miércoles 28 de noviembre a la persona ganadora del primer “Premio María Eugenia Dengo a la labor destacada en la Acción Social del personal docente”.
Este galardón, según la  R-23-2018, reconocerá anualmente a las personas cuyo trabajo haga contribuciones significativas para generar cambios por el bien común mediante proyectos o programas inscritos en la Vicerrectoría de Acción Social.
Con barro traído traído de Santa Ana, con el conocimiento adquirido de las escuelas más clásicas y los saberes indígenas surgió el trabajo característico del artista, cuya propuesta artística de Selva se ha exhibido dentro y fuera de América Central.
“Mis inicios fueron propiamente europeos porque estudié en Inglaterra. Poco a poco fui encontrando mayor conocimiento de las formas, hasta que di con el oro precolombino que se trabajaba con la cera perdida, entonces lo traspasé a la arcilla para hacer estas piezas trípodes.  Yo fusiono lo indígena con esas formas.  Luego las cubro con un esmalte verde que nos remite al jade, por eso la llamo cerámica oro jade”, explicó el artista.
“La cerámica es mi gran amiga, sino fuera por ella estaría loco porque me trae a la tierra. Cuando quiero volarme lo hago escribiendo, la escritura es lo único que los animales no pueden hacer, pero hay animales que pueden hacer vasijas, cuevas, los pájaros cantan, pero ¿cuál animal escribe? La cerámica es lo más permanente porque las demás artes son efímeras, la cerámica tiene unos 6000 años de existir”, acotó el creador.
Hoy Gerardo Selva Godoy escribió un nuevo renglón en su vasta trayectoria al unirse a la historia de la acción social universitaria costarricense.
 
Texto y fotografías:  Eduardo Muñoz, eduardo.munoz@ucr.ac.cr