Oportunidades educativas para jóvenes en riesgo social y situación carcelaria
La Dra. Theresa Ochoa ha estado en varios ocasiones en Costa Rica para referirse al tema de la educación de los jóvenes en riesgo social o en situación carcelaria (Foto Yanúa Ovares Fernández).
Educar en positivo, mantener a los estudiantes en las aulas y enseñar un oficio a quienes se encuentran en los centros penales juveniles son algunos aspectos que destacaron en la charla “Alternativas educativas para la población joven adulta en riesgo social y en situación carcelaria", ofrecida por la Dra. Teresa Ochoa, de la Universidad de Indiana.
La actividad fue organizada por la Escuela de Orientación y Educación Especial con el propósito de orientar al estudiantado sobre la realidad educativa de jóvenes en riesgo social y sobre el papel del docente con este tipo de población.
La Dra. Ochoa resaltó la importancia de utilizar un sistema de apoyo positivo conductual con la población en riesgo social. Para la especialista, los centros educativos y penales se han equivocado al emplear un sistema punitivo. “En las correccionales de los Estados Unidos, los chicos se enfrentan a más violencia. Los adultos están frente a frente con jóvenes que exhiben alta violencia; además, la mayoría cuando salen son más agresivos y no tienen herramientas para desenvolverse y mantenerse alejados de los problemas”, agregó.
De ahí la importancia de emplear un método donde el docente esté reforzando constantemente las buenas conductas, se le enseñe al joven lo que se espera de él y cuáles son las consecuencias de romper las reglas.
Ochoa lleva 5 años implementando en varios centros correccionales de Estados Unidos este sistema y asegura que ha dado muy buenos resultados. Esta propuesta de corregir en positivo también aplica para los centros educativos que tienen estudiantes con problemas de conducta.
La experta destacó que una labor fundamental de los educadores es mantener a los niños y adolescentes en las aulas y que mediante la educación en positivo eso es más factible. “En aquellos casos donde los menores muestran problemas de conducta y son expulsados del sistema escolar lo que se contribuye es a que estas personas en el futuro tengan más posibilidades de convertirse en delincuentes, por eso es importante mantenerlos en las aulas, pero con una atención adecuada para sus condiciones”, comentó.
Lograr que estos jóvenes sigan en las aulas no es fácil y los educadores deben prepararse para trabajar con esta población. Según Ochoa, es necesario que las universidades incorporen en los programas materias que orienten a los futuros docentes sobre este tema.
“Las universidades deben asegurarse que los futuros educadores tengan en su formación lasherramientas para mantener a los jóvenes en las aulas. No podemos pedirles que mantengan a los jóvenes en las aulas cuando estos docentes solo saben decirle al estudiante 'no grite', el profesor debe orientar, no es solo lo académico”, resaltó la especialista.
Por otra parte, en la charla también se habló sobre el proyecto “Oportunidades educativas y de orientación vocacional para la población juvenil en riesgo social, matriculada o no en instituciones educativas y centros penales”, propuesto por la profesora Yanúa Ovares Fernández. Esta iniciativa brinda estrategias de apoyo, desde lo conductual positivo, a profesionales que tienen a cargo estudiantes en centros penales o estudiantes en riesgo social, además de apoyar a los jóvenes que tienen problemas de conducta.
De acuerdo con la profesora Ovares, “al intervenir la conducta, los jóvenes adquieren hábitos de regulación y autoindependencia, tienen un proyecto de vida; aquí ya es posible orientarlos en sus habilidades vocacionales y ocupacionales”.
La charla se realizó el pasado miércoles de 2 de julio y es una muestra de lo que se puede lograr con los jóvenes privados de libertad si se trabaja con ellos de forma adecuada.
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