El TCU sigue cambiando vidas y construyendo futuros
El Trabajo Comunal de la UCR sigue incidiendo en la calidad de vida de personas menores de edad y adultos mayores para construir nuevos caminos
El proyecto de trabajo comunal denominado “Desarrollo de habilidades creativas mediante tecnologías libres”, dirigido por la Escuela de Ingeniería Química, colaboró con organizaciones sociales que impulsan el empoderamiento de niñas y adolescentes en las áreas STEAM para incentivarlas a explorar estas carreras en un futuro cercano. Foto cortesía Fundación La Libertad.
Cada semana jóvenes un grupo de estudiantes de la Universidad de Costa Rica (UCR) acompañan e inspiran a decenas de niñas y niños que viven la aventura del aprendizaje mediante actividades divertidas, retadoras y con miras hacia el futuro en las actividades organizadas por la Fundación La Libertad y centros educativos, todo esto como parte de sus vinculaciones mediante el trabajo comunal universitario (TCU).
El TCU denominado “Desarrollo de habilidades creativas mediante tecnologías libres” (TC-740), de la Escuela de Ingeniería Química, apoya las iniciativas que involucran “principalmente a niñas y niños de comunidades en riesgo social cercanas al Centro Infantil y Juvenil de la Fundación La Libertad, como La Capri, San Antonio, Gravilias y Patarrá en Desamparados, Tirrases de Curridabat, Río Azul de La Unión, con sus programas Peques en Ciencia, Peques en Mate, Peques en Ingeniería, Chicas en Tecnología, así como mujeres madres de las mismas zonas en el proyecto Mamás en Tecnología", explicó el profesor coordinador Esteban Richmond Salazar.
El TC-740 inició en el año 2020 y se fundamenta en el acceso abierto y libre al conocimiento, partiendo desde momentos de creación, diversión y aprendizaje. Unos de los retos ha sido el “mantener a la población infantil de comunidades vulnerabilizadas en actividades educativas lúdicas que logren distraerlas de las problemáticas que las rodean, acercándose a las áreas STEAM de una forma efectiva. E igualmente, el desarrollo entre la población adulta mayor en el uso de habilidades motrices mediante la elaboración de manualidades para desarrollar sus capacidades creativas innovadoras”, comentó Richmond.
Durante este año, también se contribuyó al Programa Social Educativo Tierra Fértil, dirigido a personas menores de edad de la comunidad Guararí, Heredia; al Centro de Adultos y Hogar de Ancianos de Curridabat y la Fundación Nacional de Solidaridad Contra el Cáncer de Mama (FUNDESO). El TC-740 se basa en los principios del Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación 2022-2027 (PNCTI), que promueve políticas públicas con impactos en el desarrollo social, económico y ambiental de la ciudadanía costarricense.
Con el “hashtag” niñas empoderadas
Melissa Arce Aguilar, estudiante de Ingeniería Química, fue una de las estudiantes que participó en el TC-740 y continua aportando hoy como asistente de este trabajo comunal. “En mi familia soy la primera en venir a la universidad, y me vi reflejada en estas niñas. Entiendo que viven mucha presión, incluso a esas edades, pues así están socializadas; aquí han aprendido que pueden ser lo que sean”, comentó sobre su participación en el proyecto Chicas en Tecnología de la Fundación La Libertad, que se impartió en la escuela La Capri, en Desamparados.
“Me llena de satisfacción ser un modelo de inspiración para estas niñas, al inicio ellas pensaban de una forma y al finalizar responden que quieren ser científicas o ingenieras; abrirles ese panorama es muy significativo para mi, sobre todo porque en programas del MEP no se tocan estos temas.”, acotó Arce.
De la misma manera, para María Gabriela Alpízar Alfaro y José Mario Guido Martínez, el TC-740 ha sido una oportunidad para crecer. Alpízar aseguró que aprendió “a tener paciencia, en mi carrera he hecho cosas muy diferentes, fue una felicidad lo que se vivió con los chiquillos, una los recuerda. Interactué con niños con hiperactividad y les ‘dimos pelota’, les dimos libertad para que hicieran lo que querían y vimos cómo ganaron confianza”.
Para Guido, su vivencia le hizo reflexionar “sobre lo valioso de esta oportunidad para los niños, son cosas que me hubiera gustado vivir cuando era pequeño. En lo profesional uno desarrolla habilidades blandas, y empezar a interactuar así me está ayudando ahora que estoy en una pasantía”.
Una semilla que sigue dando frutos
El programa Chicas en Tecnología, de la Fundación La Libertad, nació en el año 2018 y desde entonces más de 700 menores de edad y sus núcleos familiares se han involucrado en estos procesos de empoderamiento. Recientemente fue reconocido por la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) por su aporte de educación en derechos humanos, comentó la Lic. Andrea Ramírez Aguilar, Coordinadora de Proyectos Socioeducativos del Centro Infantil y Juvenil de la Fundación La Libertad.
Ramírez destacó el trabajo realizado por la UCR, ya que el aporte estudiantil coopera con la labor de las facilitadoras de los talleres. “En su mayoría vienen de carreras de ingeniería, y me he topado con sorpresas muy bonitas, con muchachos muy apuntados, con mucho carisma para trabajar con niños, y los mismos estudiantes han descubierto que tienen otras facetas personales o pueden combinar sus carreras con otras posibilidades”, explicó.
Ha sido “una experiencia muy linda y en el último año y medio hemos recibido muchos estudiantes que continúan luego de terminar el TCU, siguen participando como voluntarios, y me alegra que no vean el trabajo comunal como algo obligatorio sino como algo de disfrute y crecimiento profesional”, continuó Ramírez.
Ramírez recalcó que la vinculación de las universidades con las comunidades es algo que debe fortalecerse, porque su rol es “no solo es graduar profesionales en lo técnico sino personas capaces de vincularse con los asuntos sociales. Es bien sabido que trabajamos con pocos recursos y el poder contar con personas que hacen su TCU es un gran alivio para este tipo de organizaciones que tenemos pocos recursos y personal, sino fuera por el tiempo y entusiasmo de los profesores y estudiantes no haríamos ni la mitad de lo que estamos haciendo”.
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