La acción social de Guanacaste quiere llegar más lejos
El Centro Infantil Universitario de la Sede de Guanacaste comenzó a funcionar en el año 2006 como una práctica estudiantil. Fotografía: Ubílcido Galdámez Serrano.
Desde buena mañana, el campus de Liberia de la Universidad de Costa Rica (UCR) despierta con la visita de una población especial. No se trata de estudiantes, sino de niños, niñas y personas adultas mayores listas para estudiar, nadar y ejercitarse. Todas ellas provienen de distintos rincones de Guanacaste, pero se unen para participar de los programas de acción social de la universidad.
Actualmente la Sede de Guanacaste cuenta con 29 proyectos inscritos en la Vicerrectoría de Acción Social (VAS). Algunos conviven en las instalaciones universitarias, como el Centro Infantil (ED-1522) y el de Actividad Física para la Comunidad de adulto mayor de Liberia (EC-355). Pero el trabajo se extiende a otras regiones.
Alberto Carballo Meza, coordinador de Acción Social de la Sede, destaca que los proyectos tratan de llegar a la mayor diversidad de comunidades posible. “Se trata de buscar diferentes personas, diferentes edades. No solamente pensamos en niños, también trabajamos con adolescentes, con adultos, adultos mayores”, explicó.
A eso se suman mujeres jefas de hogar, docentes del Ministerio de Educación Pública (MEP), agrupaciones artísticas, asociaciones de desarrollo y comités de cultura. En cantones cercanos y alejados, como Santa Cruz, Carrillo, Abangares, Nandayure, Bagaces, Nicoya, Hojancha, Cañas, Tilarán y La Cruz.
No obstante, para Mauren Baltodano Chacón, docente de Psicología y coordinadora de proyectos de acción social, salir de la academia sigue siendo un gran reto. “Mucho de lo que la universidad realiza se queda concentrado en la sede y el reto es poder extenderse, ir a las comunidades y realizar actividades en las comunidades y poder atender ese proceso, poder tener conversaciones más fluidas”, explicó.
Los proyectos de acción social buscan mejorar las áreas de mayor necesidad de la provincia, como la educativa, alimenticia y cultural. Por ejemplo a través de la Compañía de Danza Huanacaxtle (EC-33), el de Promoción de la Salud Mental en Liberia (ED-3064), el Programa de capacitación para PYMES y comunidades rurales (TC-682) y el de Fortalecimiento de la Agricultura Familiar y la Seguridad alimentaria-nutricional (ED-3375).
Norma Varela, gestora cultural de la Sede, opina que el trabajo en comunidades es un proceso lento de crear lazos. Primero se empieza a conocer a las personas y se hacen enlaces con sus líderes o lideresas, conforme se desarrolla una mayor sensibilidad sobre sus necesidades se comienza por plantear los objetivos del proceso.
“Llega un momento en que se vuelve tan familiar que las personas cuando uno llega a la comunidad ya lo conocen por su nombre, ya no le dicen profesora sino Norma o Normita. La idea es que ellos, después de que uno pueda dar ese pequeño aporte, puedan seguir solos. Nosotros nos separamos para que ellos tengan otras metas”, explicó.
Para ello es importante involucrar más a las y los docentes universitarios, así como dar mayores incentivos a la labor de acción social. “Cada docente de esta sede debería pensar en tener un proyecto y poder extender todo el conocimiento que tiene y poder devolverle algo a la sociedad”, concluyó Carballo.
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