Población penal juvenil se prepara para la reinserción social
Proyecto de Acción Social brinda acompañamiento para el egreso de población penal juvenil
Esta iniciativa promueve que los sujetos se hagan conscientes de su realidad, entiendan y elaboren nuevas formas para actuar en ella y que esto, a su vez, les posibilite transformarla.
Salir del canazo es un proyecto de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR) orientado a desarrollar procesos de acompañamiento de egreso de población penal juvenil, con el fin de detectar necesidades y aportar respuestas en torno a casos específicos, para fortalecer las condiciones personales y sociales de cara a la desinstitucionalización penitenciaria y a la incorporación a la vida familiar y comunitaria.
“Este es un proyecto de Acción Social que acompaña directamente a los muchachos y a sus familias, sobre todo a las mamás que son el recurso prioritario y más fuerte que tienen en el proceso en el que están”, expresó Sergio Salazar Araya, coordinador del proyecto.
Según el más reciente informe sobre justicia en Costa Rica, elaborado por el Programa Estado de la Nación, “la población carcelaria por 100.000 habitantes se incrementó en un 60% en la última década”, lo cual ha implicado un esfuerzo reciente pero importante por disminuir los niveles de encarcelamiento y aplicar medidas alternativas a la privación de libertad, por lo que el acompañamiento para la reinserción social se convierte en un tema fundamental.
“El proyecto de egreso, en colaboración con la UCR, ha sido fundamental porque hablamos de un tema de reinserción social y la reinserción social no puede ser sólo una tarea del Ministerio de Justicia y Paz, sino que tiene que llevar una serie de componentes y actores sociales que se involucren para que sea efectivo y real”, comentó María Fernanda Mora Calvo, trabajadora social del Centro Penitenciario La Reforma.
Esta iniciativa promueve que los sujetos se hagan conscientes de su realidad, entiendan y elaboren nuevas formas para actuar en ella y que esto, a su vez, les posibilite transformarla. Además, busca brindar acompañamiento a las familias, las cuales se ven gravemente afectadas y pocas veces son tomadas en cuenta por los procesos institucionales.
“Mi hijo entró al sistema penitenciario a los 14 años y fue demasiado duro para mí porque yo estaba embarazada y así iba a verlo, yo nunca lo abandoné. Siempre estuve con él, estoy con él y estaré con él. Para mí, la UCR ha sido mi familia en este país y les agradezco de todo corazón porque nunca había tenido la oportunidad de que alguien me llamara y me preguntara cómo estoy o cómo me siento, expresó “Carmen”, madre de uno de los jóvenes egresados del centro penitenciario La Reforma.
A pesar de que existen normativas que explícitamente regulan la intervención institucional del sistema penitenciario posterior al egreso de la población que ha estado privada de libertad, lo que busca este proyecto es generar procesos de realimentación y reflexión que permitan elaborar un modelo adecuado y pertinente a la realidad personal.
Los procesos de egreso están atravesados por temas como violencia doméstica, drogadicción, callejización, narcotráfico y redes delictivas que muchas veces condicionan las posibilidades de las personas privadas de libertad para poder hacer una vida que no tenga que ver con la actividad delictiva. Es necesario romper también con los imaginarios clasistas, racistas, xenofóbicos y estigmatizantes en torno a esta población y ofrecer herramientas para evitar la reincidencia.
“Estoy vivo, pero estoy muerto en vida. Tengo a mi hija, pero no la tengo, tengo a mi familia, pero no la tengo, estoy a un paso de salir a la calle, pero el egreso me tiene con ansiedad porque no sé que voy a hacer cuando salga o cómo está la calle, pero mi mentalidad es de salir y buscar un trabajo, ser una persona diferente y cambiar, comentó “Daniel”, residente de La Reforma.
El egreso es distinto para cada persona, así como las herramientas que poseen para enfrentarse a sus nuevas realidades. Salir del Canazo busca dar respuestas a los casos específicos y brindar una mano a quienes muchas veces creen no tener ninguna. Por ejemplo, “Jeison” es un joven egresado del sistema penitenciario y fue deportado a su país de nacimiento a pesar de que nunca había vivido ahí. Él, además de enfrentarse al proceso de reinserción social, tuvo que aprender a vivir en un sitio desconocido y sin sus redes de apoyo.
“Esto ha sido una prueba muy difícil, he sufrido mucho por haber sido privado de libertad y después por la deportación. El empezar una vida nueva en un país extraño donde nunca había estado. Para nosotros los jóvenes o personas que hemos estado privados de libertad, el contar con ustedes, que lleguen y nos apoyen, que nos suban el autoestima, es algo por lo que tengo que agradecer mucho a ustedes y a la UCR por el proyecto”, comentó..
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