“Desde el arte uno posibilita la expresión desde otros lugares, con invenciones, con formas colectivas, de hacer lazo social y de esa manera se está diciendo un basta a las manifestaciones de la violencia”, expresó contundentemente la M.Sc. Mónica Vul Galperín, coordinadora del III Simposio Internacional en Violencia y Sociedad, que se realizó del 20 al 23 de junio en la Universidad de Costa Rica (UCR).

El simposio está enmarcado en la Declaratoria del Consejo Nacional de Rectores (CONARE) 2017: universidades públicas por la vida el diálogo y la paz, y este año llevó a las sedes Caribe, Guanacaste, Pacífico y Rodrigo Facio una serie de actividades para la discusión abierta con las comunidades e investigadores sobre las violencias contra las niños y niños, mujeres, jóvenes y poblaciones diversas.

Por ejemplo, el 20 de junio en la sede del Caribe, la comunidad universitaria, representantes de la Municipalidad de Limón, la Fuerza Pública, el Patronato Nacional de la Infancia y público en general, participaron en una conferencia magistral sobre las condiciones sociales que posibilitaron que el narcotráfico se arraigara en la vida social y cultural mexicana y por la tarde, en una mesa redonda que permitió conocer el trabajo que ejecutan las instituciones públicas para hacer frente a diferentes formas de violencia.

“En palabras de algunas de las personas asistentes al evento (...) este tipo de espacios no suelen llevarse a cabo con la regularidad deseada. Los encuentros y el diálogo interinstitucional podrían ampliarse y la articulación reforzarse para lograr abordajes más integrales. Esto conlleva reflexionar sobre el papel que debe asumir la Universidad de Costa Rica, particularmente en su sede del Caribe, como un actor clave en la generación de procesos de trabajo que refuercen la discusión y articulación con diversos actores institucionales y comunales”, indicó el Lic. Johnny Arias Aguilar, funcionario de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS), quien participó en las actividades.

Otras temáticas fueron el racismo, la xenofobia y la diversidad cultural en nuestros pueblos. El Programa de Investigación en Violencia y Sociedad del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP), se propuso llegar a sedes en comunidades con distintos problemas de violencia no solo con una propuesta académica formal, sino que incentivó otras actividades lúdicas y comunitarias.

En la sede Pacífico se llevó a cabo un conversatorio sobre violencia de género y seguridad ciudadana, el 21 de junio. En esta actividad participaron estudiantes de colegios y universidades de la zona y se enfocó en profundizar sobre la realidad de la juventud de Puntarenas en torno a las distintas formas de violencia.

Para la Licda. Hazel González Araya, coordinadora de la sección de Extensión Cultural de VAS es necesario que exista un compromiso para gestar de manera regular este tipo de encuentros. “La juventud participante recalcó algunos aspectos importantes para paliar el problema de la violencia, por ejemplo: acceso a la educación, un cambio de conciencia en torno al machismo, buscar formas alternativas para resolver conflictos desde el respeto, la tolerancia y la inclusión, y demandaron que se organizara más espacios de reflexión y discusión sobre el tema en los cuales ellos y ellas puedan ser parte de la búsqueda de soluciones”, indicó.

El simposio incluyó mesas redondas, conferencias, actos artísticos, cine-foros y actividades lúdicas y tuvo como invitados internacionales a José Manuel Valenzuela Arce, Susana Bercovich Hartman y Julia Monárrez Fragoso, quienes participaron en distintas formas en todas las sedes.

Arte para reflexionar. En esta ocasión, de la mano de la sección de Extensión Cultural de la VAS, se incluyó al arte como una vía para abordar el tema de la violencia.  “El artista siempre nos lleva la delantera, el arte está totalmente involucrado y es una forma de expresar, de conmover, que llega desde otros lugares que no son solamente las palabras.  En este simposio quisimos tener el arte totalmente, no como una forma de entretenimiento, sino como una forma de tomar posición contra la violencia y resistir mediante la creación.  El arte es político”, añadió Vul Galperín. 

González Araya, coincidió con Vul Galperín en que “el arte no siempre es un divertimento, muchas veces constituye una provocación y un estímulo para reflexionar sobre el complejo tema de la violencia. Ello implica un posicionamiento político desde el arte”.

Para este tercer simposio, con artistas locales de distintas disciplinas, se procuró concienciar sobre el cómo las violencias afectan la interacción social;  y por otro lado, pensar el arte como un instrumento para procurar el diálogo comunitario. 

La Dra. Monárrez, del Colegio de la Frontera Norte, Juárez, México, abrió la sesión en la sede Rodrigo Facio con una intensa disertación sobre como los factores que reproducen la desigualdad de género se traduce en violencias contra las mujeres.  Monárrez hizo un llamado a que los artistas de profesión unan sus voces para la denuncia contra las formas de violencia. 

“La importancia de las expresiones culturales es que la imagen le remite a quien la está viendo una serie de elementos presentes en la violencia y en las personas violentadas, y llama a tomar una postura.  El levantar estos memoriales públicos, modestos y sencillos llaman más la atención y expresan a la comunidad que hay deuda de justicia, y que la injusticia no ha terminado y piden la acción social”, añadió.

A este simposio se unieron el grupo Danzarte, la colectiva Artenmutación, el cantautor Olman Briceño, el pintor José Miguel Rojas, entre otros.