La Economía Social Solidaria (ESS) busca poner en el centro a las personas, por medio de valores y principios de solidaridad, cooperación, co-construcción y autogestión, que son fundamentales en la relación productiva que tenemos con la naturaleza y en las relaciones asociativas en con un proyecto productivo o de consumo específico, afirmó Yasy Morales Chacón.

“Eso es una práctica de Economía Social Solidaria, cuando buscamos vender o comprar como consumidores de una forma más justa y directamente al productor o productora, o con una intermediación justa”, indicó.

Morales es docente de la Escuela de Sociología y coordinadora del proyecto de la Universidad de Costa Rica (UCR) “Acompañamiento al desarrollo de prácticas de Economía Social Solidaria, Seguridad Alimentaria y Nutricional y Agricultura Familiar en comunidades de Upala” (ED-3391). Proyecto que articula también a proyectos de las escuelas de Economía Agrícola, Tecnología de Alimentos, Nutrición, Administración Pública y Administración Educativa.

El objetivo del proyecto es acompañar a comunidades del cantón de Upala en el desarrollo de proyectos enmarcados en un proceso de reconstrucción y desarrollo posterior al impacto ocasionado por el huracán Otto en noviembre del 2016.

El cantón de Upala fue una de los territorios con mayor afectación y pérdidas económicas a causa de la emergencia que produjo la llegada al país del huracán Otto en 2016 y además ocupa el puesto 78 de 81 del Índice de Desarrollo Humano Cantonal (IDH) del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 

Las temáticas de trabajo del proyecto universitario fueron establecidas a partir de las necesidades que las mismas comunidades identificaron. “Nosotras compartimos la visión de que desde la universidad y la acción social lo que hacemos es acompañar con nuestros conocimientos, experiencias, técnicas, lo que la gente quiere hacer (...) en realidad la gente muchas veces ya en la práctica está desarrollando estos conceptos a partir de ciertos valores y principios, pero no los tiene conceptualizados y no sabe tampoco como ampliarlos más o cómo articular sus prácticas” afirmó Yasy Morales.

El acompañamiento que desde el proyecto se realiza busca generar espacios para compartir conocimiento y construir propuestas que beneficien a los pequeños y pequeñas productoras de la zona. El principal reto que se ha identificado es lograr llevar sus productos ya procesados o empacados al mercado directo, ya que es común que hayan pérdidas o se vendan a un precio que no cubre los costos de producción. De esta manera se han desarrollado talleres en temas de tecnologías de alimentos y medidas alternativas, como por ejemplo las campañas sobre consumo consciente. Igualmente se ha trabajado en el fortalecimiento administrativo y organizativo, de manera que los proyectos productivos tengan viabilidad a largo plazo y puedan sobrellevar los requisitos de formalización demandados por las instituciones.

Ver nota: Campaña de consumo solidario y responsable de frijoles de Upala

Morales asegura que lo importante de estas prácticas es sensibilizar a la población acerca de otras formas de comercializar los productos (como ferias, distribución comunitaria y aliados comerciales), no solamente a través de las compañías del mercado de abastecimiento de alimentos en gran escala.“Esto permite que a partir de una práctica específica que la gente tiene, ir viendo que pueden ir desarrollando otras [formas] y que la idea de todas estas prácticas es mantener un bienestar de todas las personas que participan”.

En este proceso de ESS no solo es tomado en cuenta el producto, sino igualmente de dónde viene este producto y qué hay detrás de su producción. “Todo esto permite por un lado una mayor conciencia de todo lo que está alrededor, como personas y como grupos y también una mejor distribución de la riqueza que se crea con el mismo trabajo de la gente” afirmó la coordinadora.

Además de la Economía Social Solidaria, el proyecto revaloriza y busca fortalecer las prácticas de Agricultura Familiar y de Seguridad Alimentaria y Nutricional promoviendo prácticas productivas y de consumo que aproveche los saberes ancestrales campesinos, la participación de todos los miembros de la familia en la economía familiar, la diversidad de productos que se pueden producir para el autoconsumo y los lazos comunitarios.

El proyecto se plantea como meta a futuro fomentar redes de trabajo entre personas, organizaciones y colectivo. El ideal final es una Red de Economía Social Solidaria en la zona, en donde se puedan identificar problemáticas comunes vinculadas a la actividad productiva específicamente y plantear ejes de trabajo conjuntos y proyectos.

Este proyecto  resultó ganador de los Fondos de Regionalización CONARE 2018, que son fondos de financiamiento que buscan incentivar el desarrollo iniciativas de Acción Social que fortalezcan zonas vulnerabilizadas en diferentes regiones del país.