El Síndrome de Down es una combinación cromosómica natural que siempre ha formado parte de la condición humana, también es conocida como trisomía 21, para referirse al material genético extra en el cromosoma 21.

Las personas con trisomía 21 presentan distintos grados de discapacidad intelectual y adicionalmente, otros trastornos que podrían afectar su salud. Por ello, en diciembre la Asamblea General de las Naciones Unidas designó el 21 de marzo como el Día Mundial del Síndrome de Down.

Dicha resolución insta a los Estados y a la sociedad civil a generar cambios en los ámbitos familiares, laborales y los entornos educativos, todos vitales para el crecimiento y desarrollo individual.

En ese sentido, la Universidad de Costa Rica (UCR) sigue construyendo espacios inclusivos mediante el Programa Institucional de Inclusión de Personas con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior (PROIN). 

Equidad e inclusión.   Como parte del vínculo universidad-sociedad el PROIN coordina el proyecto de Trabajo Comunal Apoyo a personas con discapacidad cognitiva (TC-571), que tiene como objetivo que estudiantes universitarios brinden apoyo en el entorno familiar a personas con discapacidad cognitiva en el ámbito educativo y social.

Los universitarios que matriculan este trabajo comunal pasan por un proceso de formación para asumir las labores. Entre ellas están el apoyo a hogares, que consiste en brindar tutorías a escolares o colegiales en sus quehaceres académicos para aumentar sus posibilidades de éxito dentro del sistema educativo regular.

Una tarea similar se realiza en el campus universitario.  Los estudiantes de trabajo comunal fungen como asistentes en los cursos libres impartidos por PROIN, tendientes a fortalecer la independencia y autonomía de los jóvenes con Síndrome de Down. Las actividades sociales son parte de los espacios que ofrece el PROIN, en un espíritu de inclusión con personas de su misma edad.

Como parte del compromiso social de la UCR, el PROIN inició en 2015 un programa de capacitación laboral, en colaboración con el Consejo de la Política de la Persona Joven del Ministerio de Cultura y Juventud, para brindar a personas con discapacidad intelectual, posibilidades de formación como asistentes de oficina, de biblioteca o preescolar.  En diciembre del año pasado se graduaron las primeras 31 personas, cuya titulación les ha permitido incorporarse al mercado laboral en empresas públicas públicas y privadas.

Impacto de doble vía. Pero la mejora en la calidad de vida no solo llega a las personas con Síndrome de Down y sus familias. Los estudiantes que participan en el trabajo comunal aseguran que también lo vivieron.

Según Juan Andrés Soto Obando antes de matricular el TC-571 tenía dudas y al concluirlo las pudo responder. “Todos somos distintos, todos tenemos métodos de aprendizaje diferentes, independientemente de si alguno tiene o no discapacidad. ¿Cómo se deben tratar a las personas con discapacidad? Igual que como deberíamos tratar a todas las demás”.

En ese mismo sentido, Daniel Robles Murillo, acotó que “vi a varios de mis amigos y compañeros matricular y terminar sus respectivos trabajos comunales con mucha más facilidad y agilidad; pero me gustaría decir que a pesar que me requirió más tiempo y dedicación, las pequeñas y grandes cosas que me dejó no las voy a olvidar fácilmente y espero que me acompañen hasta el final de mis días”.