UCR compartió peña cultural en centro penal juvenil
Proyectos de Acción Social llevaron artes y juegos tradicionales a jóvenes privados de libertad.
Jóvenes del Centro Especializado Ofelia Vicenzi Peñaranda disfrutaron de la Peña Cultural Rompamos la Rutina Dele Vieja a la Buena Vibra, un esfuerzo conjunto de los proyectos de Acción Social.
Jóvenes recluidos en el Centro Especializado Adulto Joven Ofelia Vincenzi Peñaranda (CEA Joven), en San Rafael de Alajuela, disfrutaron durante la peña cultural “Rompamos la rutina...Dele viaje a la buena vibra”, un esfuerzo conjunto de tres proyectos de Acción Social que fomentan espacios colectivos de formación socio-educativa, de encuentro de saberes y de creación artística; así como acompañamiento en los procesos de egreso del sistema penitenciario.
Durante los días 19 y 20 de febrero, docentes y estudiantes de los proyectos articularon una propuesta lúdica para ofrecer un espacio de esparcimiento para romper la rutina de la vida con la premisa de que el arte es un vehículo para superar diferencias surgidas durante la convivencia en los centros penales juveniles.
Además, la peña cultural es pensada como un espacio en el que los jóvenes no son simples espectadores. El programa se diseñó pensando en que fueran los protagonistas de las actividades propuestas. El arte es un medio para expresar sanamente sus emociones y sentimientos de manera creativa.
Raquel Garro Zamora, estudiante de la carrera de Educación Especial, fue parte del equipo que facilitó la interacción e integración de universitarios con jóvenes del centro. “Llegue ansiosa, con gran emoción sobre el acercamiento. Igual hay algunos miedos, no sobre la población, sino en no lograr todos los objetivos para la peña, porque era muy importante que ellos disfrutarán ese rato, hacer que se olvidarán donde estaban”.
Al igual que ella, cada estudiante se sumó a las actividades organizadas, compartieron con otros jóvenes para crear un ambiente de amistad libre de prejuicios y capaces de compartir sus vivencias.
El programa incluyó presentaciones artísticas, improvisación de música y bailes urbanos, juegos tradicionales, actividades grupales de integración y una sesión de marmoleado en papel, todos con el propósito de promover una participación de cada uno de los jóvenes del centro.
Los proyectos de Acción Social que se unieron fueron los denominados “Apoyo a la población penal juvenil” (TC-547), de la Escuela de Psicología; “Salir del canazo: Apoyo a los procesos de egreso e inserción laboral y educativa de la población penal juvenil privada de libertad en Costa Rica” (TC-707) y “Salir del canazo. Acompañamiento a procesos de egreso de población penal juvenil privada de libertad en Costa Rica” (ED-3312), estos dos últimos de la Escuela de Ciencias Políticas.
El CEA Joven Ofelia Vincenzi atiende una población juvenil entre los 18 y los 24 años, a la fecha están recluidos 139 de personas.
Aprendizajes compartidos
Para muchos de los estudiantes universitarios que participaron en esta peña cultural fue su primera experiencia de vinculación con adultos jóvenes privados de libertad.
Para Marco Montoya Lara, estudiante de las carreras de Artes Plásticas y Bachillerato en Inglés, lo vivido fue más que satisfactorio. “Desde el colegio teníamos trabajo social y desde entonces siempre estuve interesado de trabajar con población penal. Siento que una parte de la población tiene mucho prejuicio. Sabemos que ellos están en cárceles por alguna situación del pasado, pero esto no los exime del apoyo que puedan recibir y mejorar sus vidas”.
Según Montoya apuesta por la trascendencia del arte en el enriquecimiento de las personas, “no es solo decorativo, tiene la capacidad de cambiar la realidad de las personas. De hecho, aprendí que los jóvenes son muy habilidosos e interesados, aunque existe el estigma que solo les interesa la música urbana, pero si se les propone otras expresiones artísticas vemos que muchos estaban interesados en pintura y dibujo”.
“Esta es la primera peña cultural de la que formé parte, así que los nervios no faltaron. Pero estaba muy emocionada por las cosas tan chivas que llevábamos para ellos, esperaba de todo corazón que lograran encontrar un espacio que aunque siguiera siendo dentro del centro pudiera sacarlos de la rutina”, dijo Nashlie Tencio Rojas, estudiante de la carrera de Trabajo Social.
Para Tencio más allá del programa, lo “más valorado es el tiempo y la escucha, el compartir con ellos y reconocerlos como personas y no como privados de libertad".
“Me queda una espina super grande. El día que llegué me puse a llorar porque yo misma sentí una impotencia muy grande, el interactuar con chicos de mi misma edad fue muy grande, ¡esas ganas de hacer más por personas cuyos derechos han sido olvidados!. Me queda unas ganas muy grandes de seguir trabajando con ellos”, concluyó la estudiante Raquel Garro.
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