La población guanacasteca se capacita en Salud Ambiental
Un proyecto de trabajo comunal fomenta espacios ambientalmente saludables para sus comunidades
Con actividades formativas el trabajo comunal “Aplicaciones de la salud ambiental: recursos naturales, asentamientos humanos y procesos productivos” (TC-731) espera que la niñez guanacasteca se convierta en un agente de cambio positivo hacia una salud ambiental en la región. En la foto se aprecia a un grupo de estudiantes de la Escuela Los Andes, en La Cruz, Guanacaste. Foto cortesía TC-731.
Los llamados de alerta para la protección de los ecosistemas trascienden a la vida silvestre. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) insiste en que un ambiente sostenible mejora los indicadores de la salud pública de los países, es decir, incide en poblaciones más saludables y repercute positivamente en los presupuestos estatales.
En ese sentido, desde la Acción Social la Sede de Guanacaste (SG-UCR) promueve entornos saludables en coordinación con las comunidades, organizaciones sociales, gobiernos locales y pequeñas empresas, mediante su proyecto de Trabajo Comunal “Aplicaciones de la salud ambiental: recursos naturales, asentamientos humanos y procesos productivos” (TC-731).
El TC-731 surgió a partir “de la identificación de múltiples condiciones ambientales que pueden ocasionar efectos nocivos a la salud, tomando como referencia sus determinantes sociales, mediante acciones de educación y sensibilización ligadas a los tres ámbitos de la Salud Ambiental: los recursos naturales, los asentamientos humanos y los procesos productivos”, explicó la magister Luisa Rojas Zamora, docente coordinadora de la iniciativa.
Para generar sus propuestas de intervención, el proyecto parte de las necesidades detectadas por personas e instituciones claves de las comunidades, para un abordaje integral de sus problemáticas ambientales. “Además, la participación de estudiantes de distintas carreras permite la integración de conocimientos y experiencias. Asimismo, se establecen vínculos con instituciones estatales, empresas privadas y organizaciones no gubernamentales”, detalló Rojas.
Si bien la SG-UCR aporta sus saberes de Acción Social, lo académico, e investigación; actúa como un agente más junto a los gobiernos locales, las asociaciones de desarrollo, organizaciones no gubernamentales orientadas a la promoción de salud ambiental, los centros educativos inscritos al Programa de Bandera Azul Ecológica y otras organizaciones interesadas en sumarse a estos esfuerzos.
De acuerdo con Rojas, a la fecha el éxito de las actividades realizadas radica en que son gestionadas por actores locales, “en particular hay dos comunidades que han participado de forma activa: Los Andes de La Cruz y Colorado de Abangares; donde los procesos han permitido al estudiantado, personal docente y actores sociales reconocerse en un espacio de intercambio de saberes”.
El proyecto TC-731 tiene un gran impacto en la concientización de crear espacios saludables, en los que cada persona tiene la responsabilidad de reducir su huella en los mismos. Pero, sin duda, en esta experiencia compartida las personas han aprendido que “la modificación de los hábitos y su relación con el ambiente no se alcanza con prontitud, sino merece un proceso sostenido a lo largo del tiempo”, acotó la docente.
Este trabajo comunal se vinculó al proyecto “Nimboyores: protección del recurso hídrico” (ED-3651) para el diagnóstico acerca de las comunidades aledañas al acuífero con ese mismo nombre, mediante la aplicación de encuestas en las comunidades de Lorena, Tempate y Cartagena. El ED-3651 realiza actividades formativas, educativas y de comunicación dirigidas a personas, organizaciones y tomadores de decisiones locales, para impulsar acciones que respondan a las necesidades ambientales de las comunidades cercanas a ese recurso natural.
Durante el año 2023, un total de 400 personas participaron en las actividades del TC-731, especialmente en Liberia, La Cruz, Colorado de Abangares, Bagaces y Carrillo.
Para abordar el tema de la salud pública ambiental se deben considerar los factores físicos, químicos y biológicos, y todos los comportamientos relacionados con estos, que se conocen como determinantes ambientales de la salud, cuyas amenazas podrían tener efectos adversos en la salud y el bienestar de toda la población.
Trabajo colectivo
Partiendo que este proyecto es un trabajo comunal, los estudiantes matriculados elaboran propuestas de intervención a partir de las bases conceptuales de la Salud Ambiental, comentó la docente Rojas. “Para ello, se lleva a cabo una etapa de reconocimiento, la cual consiste en la identificación por parte del estudiantado de los potenciales espacios a intervenir, así como las acciones ligadas a la promoción de entornos saludables. Para su ejecución elaboran insumos y coordinan con los participantes externos todas las condiciones necesarias para llevar a cabo las actividades planificadas”, continuó.
Gracias a estos aportes se han creado herramientas y materiales de uso sostenido a lo largo del proyecto, como un libro para colorear, una aplicación móvil, un bingo con residuos sólidos, entre otros.
Derechos vulnerados
Según la docente Rojas, el principal obstáculo detectado por el equipo que ella lidera es la vulneración de los derechos vinculados con los determinantes ambientales de la salud, como el acceso al agua potable, la inadecuada gestión de residuos sólidos, el acceso a servicios de salud y transporte, entre otros. “Es en estos espacios comunitarios es donde la Universidad de Costa Rica tiene la responsabilidad de promover mejores condiciones de vida”, afirmó.
Entre las acciones emprendidas en el año 2024 destacan los talleres impartidos desde marzo pasado en cinco centros educativos, a saber La Palma, Concepción, San Buenaventura, San Joaquín y Peña Blanca. Estos son fruto de la articulación con el Departamento de Gestión Ambiental de la Intendencia Municipal de Colorado de Abangares, en cuatro temáticas: la gestión de residuos sólidos, del recurso hídrico, los beneficios ecosistémicos de los manglares y la prevención de incendios, con una población meta de escolares entre los 6 y 12 años de edad.
Además, el TC-731 se ha propuesto como meta inmediata “un acercamiento al sector costero de la provincia, por tanto se llevarán a cabo actividades con organizaciones comunitarias en Cuajiniquil y en la costa norte del cantón de Santa Cruz”, anticipó Rojas.
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