Acción Social brinda asesoría empresarial a productores nacionales
El TC-228 brinda capacitación administrativa a los pequeños productores agrícolas del país para que logren una inserción exitosa en el mercado nacional. Foto archivo VAS.
Lograr que la tierra ofrezca sus frutos no es suficiente. Eso es apenas una parte del arduo trabajo que enfrentan los miles de productores que con su labor ponen los alimentos en las mesas costarricenses.
La comercialización justa y aumentar la productividad y las ganancias son unos de los aspectos finales de la cadena productiva. Mejorar los métodos de cosecha, el procesamiento, el empaque y llegar a consumidores finales son otros, en los que muchos productores requieren acompañamiento.
Con esto en mente, desde 1995 centenares de estudiantes universitarios han brindado asesoría, capacitación y apoyo social mediante el proyecto de trabajo comunal Asesoría agroeconómica a organizaciones de productores agrícolas y agroindustriales (TC-228), coordinado por la Escuela de Economía Agrícola y Agronegocios, de la Universidad de Costa Rica (UCR).
“El proyecto identifica y formula anteproyectos agropecuarios. Por otra parte, capacita en temas de administración, mercadeo, contabilidad y producción. En primer lugar, se hace contacto con las organizaciones, donde se definen las necesidades de apoyo requeridas y definimos las áreas prioritarias. La segunda etapa consta de la búsqueda del grupo de estudiantes para realizar las actividades acordadas, para lo cual se realizan una charla a los estudiantes, con el fin de orientarlos en las áreas que deben trabajar de acuerdo a la capacitación o la formulación de perfiles”, explicó el magister Alberth Campos Argüello, coordinador del TC-228.
Según Campos, al inicio en el proyecto se vincularon estudiantes de las carreras de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias, pero el contacto con las organizaciones reveló que existían situaciones que trascienden a los temas técnicos.
Asuntos relacionados con la sostenibilidad ambiental, la tenencia de las tierras, el desempleo, la violencia de género y los conflictos intraorganizacionales son algunos de esos retos que fueron surgiendo, explicó Campos. Esto implicó abrir el proyecto a estudiantes de carreras como Trabajo Social, Biología, Artes Gráficas, las ingenierías eléctrica y civil, entre otras, para diseñar las propuestas para abordar esos temas. A la fecha, el trabajo comunal es matriculado por personas de 15 carreras universitarias.
Para Dennis Zavala, estudiante de Agronomía, "la experiencia de interactuar y relacionarse con pequeños productores, es realmente valioso para un futuro profesional del sector agrícola. Este aprendizaje de compartir conocimientos y obtención de credibilidad de parte del agricultor hacia uno, son experiencias que muchos profesionales en Agronomía llegan a tener hasta el momento en que entran al mercado laboral”, detalló Zavala quien estuvo apoyando a un grupo de productores de tapa de dulce en San Ramón.
Además de San Ramón, en Alajuela, el proyecto está radicado en comunidades de la vertiente atlántica como Pococí, Sixaola y Sarapiquí. En la zona sur apoya a organizaciones en San Vito, Piedras Blancas.
El TC-228 es parte del Programa Institucional Osa-Golfo Dulce (Piosa-UCR), integrado por varios proyectos de las vicerrectorías de Acción Social (VAS) e Investigación (VINV). El objetivo de Piosa-UCR es responder, desde los recursos y capacidades de la UCR en términos de investigación, acción social y docencia, a las demandas históricas de la región en materia de biodiversidad, organización comunitaria y vulnerabilidad social y ambiental.
Aprendizaje recíproco
Josseline Valerio Ramírez, de la Economía Agrícola y Agronegocios, recalcó que "aprender a trabajar con una asociación real no fue fácil, ya que existen una serie de dificultades que son bastante importantes, que en la mayoría de los casos tienen un peso muy significativo dentro de la organización y que las limita de muchas formas”.
No obstante, Valerio destacó que más allá del clima organizacional, los productores siguen adelante y luchan “por el sector agropecuario a pesar de las adversidades y lo complejo que se pueda volver cierta actividad. Para estas personas desenvolverse en el sector no representa un sacrificio, sino que la actividad agropecuaria tiene mucho valor y es todo un orgullo dedicarse a ella".
Luego del diagnóstico entre las partes universitaria y comunitaria se definen cuáles serán los recursos necesarios para su ejecución.
Parte del éxito del TC-228 a lo largo el tiempo es que fortalece las buenas prácticas administrativas creando capacidades en las organizaciones y comunidades, concluyó el profesor Campos.
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