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Acción Social impulsa Economía Solidaria como una alternativa viable para la agricultura


Fecha de publicación:


Sáb, 13/05/2023

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Autoría:


Esteban Umaña Picado (Periodista Unidad de Comunicación Vicerrectoria de Acción Social)

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La Ecomonía Solidaria es una alternativa para el desarrollo de comunidades indigenas y rurales

La agricultura es una actividad fundamental para la alimentación de la población mundial, sin embargo, cerca de 828 millones de personas en todo el mundo sufrieron hambre en el año 2021, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

En Costa Rica, la falta de seguridad alimentaria afecta a unas 100 mil personas. Paralelamente, el sector agroalimentario es uno de los más peligrosos para trabajar, ya que expone a sus trabajadores a una gran variedad de riesgos, largas horas de trabajo y condiciones laborales deficientes, sin políticas públicas o legislación adecuada en materia de remuneración justa, seguridad y salud en el trabajo.

Ante esta situación, la Universidad de Costa Rica (UCR), a través del (ED-3205) Programa de la Economía Social Solidaria (PROESS), busca ofrecer una alternativa de producción y desarrollo social para las comunidades rurales y tiene como objetivo general promover el desarrollo de la Economía Social Solidaria en Costa Rica por medio de la vinculación de la acción social, la investigación y la docencia en alianza con organizaciones, instituciones del Estado y organizaciones no gubernamentales para aportar al fortalecimiento y la construcción de culturas socioeconómicas caracterizadas por la democracia, el compromiso, la solidaridad, la innovación, la equidad y la justicia. Así lo declaró Yasi Morales Chacón, coordinadora del programa.

Para el PROESS, la Economía Social Solidaria (ESS) se define como la integración de prácticas económicas que tuvieron origen en las economías comunitarias de los diversos pueblos del mundo, y que han estado basadas en valores de solidaridad, equidad, cooperación y bienestar común. Estas relaciones económicas se dan en asociación libre y participación democrática de personas que juntas desarrollan proyectos de producción, distribución o consumo de bienes y servicios. Generalmente se expresa desde la asociatividad, lo que da el carácter de copropiedad equitativa y corresponsabilidad del proyecto productivo.

Las poblaciones

El programa se concentra en personas que se unen para responder a sus necesidades socioeconómicas con organizaciones productoras de bienes y servicios diversos y mayoritariamente con producción agropecuaria que se orientan en la seguridad y soberanía alimentaria, la producción artesanal con identidad territorial, el cuidado de la naturaleza y el turismo comunitario. 

“Generalmente trabajamos con poblaciones campesinas e indígenas, muchas veces mujeres, personas que enfrentan constantes barreras para encontrar un empleo decente que tenga en cuenta los otros trabajos de cuidado y reproducción o emprender individualmente, es decir: responde a un contexto de desigualdad creciente, aumento de la pobreza y falta de oportunidades” declaró Morales. 

En el ámbito nacional se realizan acciones con el Encuentro de Mujeres de Economía Social Solidaria que reúne a más de 70 mujeres de organizaciones productivas en diferentes regiones del país. Por otro lado, en el ámbito internacional, el programa forma parte del Foro Internacional de Economía Social Solidaria y de la Red Latinoamericana de Mujeres de la ESS. Se inició en el año 2015 y se estima que sus acciones han beneficiado a unas 4 mil personas desde entonces.

Casos en el mapa

En Upala se ubica uno de los centros de trabajo del proyecto en el que participan organizaciones de mujeres en procesos de planificación y gestión con el proyecto Iniciativas comunitarias para el desarrollo rural (TC-488) que forma parte del PROESS. “También con el proyecto TC-607 Comer Orgánico Trabajamos con ocho organizaciones campesinas que han venido en un proceso de articulación para fortalecerse en conjunto en procesos productivos, de gestión, mercadeo y organizacionales” argumentó Yasi Morales.

La Asociación de Productores y Productoras de San José de Upala es una organización que surge como un efecto del programa en la comunidad. Desde que se fundó en el año 2019 el programa ha acompañado a la misma en varios procesos de capacitación en comercio, mercadeo, convivencia y bienestar.

La Asociación funciona como un centro de acopio de frijoles en el que se le compra  y se distribuye la producción tanto para sus asociados como para agricultores no asociados y en algunos casos se brinda el transporte para sacar los productos. Como parte de la filosofía de la ESS, “el precio al que se compra el frijol es el mismo para los socios como para los no socios “ indicó Yamileth Escoto Martinez, tesorera de la asociación,  además, “quienes no puedan pagar la cuota de asociados lo pueden hacer con trabajo”, agregó.

Una mirada hacia el sur

Desde 2018, las comunidades indígenas del sur del país han recibido apoyo para el fortalecimiento de las redes organizativas de ESS gracias al proyecto de acción social de la Escuela de Sociología Apoyo para el fortalecimiento de las redes organizativas de economías solidarias en comunidades seleccionadas de los territorios indígenas de Talamanca y de la región Brunca (ED-3491), el cual también forma parte del programa.

El objetivo principal de este proyecto es promover la ESS en las comunidades indígenas, mediante iniciativas como el Mercado Solidario Regional Indígena, el turismo educativo y científico agroecológico y la integración de distintas actividades productivas y comerciales. Se fomentan prácticas de comercio justo, trueque, articulación y tejido de la oferta de bienes y servicios en la región, siempre teniendo en cuenta las tradiciones y cosmogonía de los pueblos indígenas.

"Este proyecto comenzó por crear una alternativa, e identificar familias, personas y organizaciones que tengan experiencia en economía solidaria", declaró David Maroto Gómez, coordinador del proyecto. Además, el proyecto busca reivindicar el tema del trabajo con la noción del trabajo solidario, el trabajo colectivo, el apoyo mutuo, la cooperación y el bien común. “Las etnias indígenas tienen una práctica ancestral en ese sentido", agregó Maroto.

Dentro de las acciones concretas del proyecto se destacan las iniciativas de recuperación, conservación e intercambio de semillas criollas y autóctonas de cultivos como ayote, maíz, arroz y frijol.

El Mercado Solidario Regional Indígena es otra de las acciones que se están llevando a cabo para la integración de las distintas actividades productivas y comerciales de las iniciativas de ESS. La olla común es una práctica que promueve el proyecto, donde cada persona o familia que asiste a las actividades aporta algún alimento que tenga disponible para elaborar una comida para todas las personas presentes.

Las Juntas es una actividad ancestral registrada y recuperada por el proyecto, en la que varias personas se ponen de acuerdo para realizar trabajo voluntario con objetivos específicos, como trabajar la tierra o construir infraestructura, entre otros. La persona que necesita de la junta (por ejemplo: limpiar un lote)  brinda comida, bebida, y al final de la jornada se hace un convivio social.

Por otro lado, Maroto destacó que el proyecto tiene un componente de investigación científico-social sobre las prácticas de ESS y su relación con las tradiciones y la cosmogonía de los diferentes pueblos indígenas del país. "En un espacio en red donde hay bruncas, teribes, cabécares, ngöbes, bribris y siquas, jamás van a estar todos de acuerdo con ciertas ideas y hay que empezar a entender históricamente el origen de las diferencias, y ese es el abordaje científico de la acción social", declaró.

El objetivo último de la acción social

La Escuela Comunitaria del Sur es un espacio creado por el proyecto en el que las comunidades indígenas se encuentran, dialogan y debaten sobre temas relacionados con la ESS, retos comunales, diferentes tipos de turismo y recuperación de territorios.

Del 29 al 31 de julio de 2022 se realizó el VIII Encuentro de la Escuela Comunitaria del Sur en el territorio indígena de China Kichá, donde se buscó revitalizar el trabajo colectivo, de apoyo mutuo y el reencuentro después del distanciamiento producto de la pandemia.

Este encuentro también permitió analizar la situación de violencia social en contra de las poblaciones indígenas, los procesos de recuperación territorial y los procesos de reafirmación cultural.

Finalmente Maroto resaltó el hecho de que un espacio tan complejo con varios grupos étnicos como la Escuela Comunitaria, funcione de forma independiente al proyecto es un gran logro, tanto así que tiene planificado el cierre del proyecto en el 2024, porque este ya cumplió su función.

 

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