Alimentos frescos para construir nuevas vidas
El consumo de alimentos de temporada es aliado en la recuperación integral de las personas
La alimentación balanceada se constituye en uno de los factores protectores para la aparición de enfermedades crónicas no transmisibles, responsables del mayor porcentaje de muertes prematuras. Los altos índices de colesterol (LDL), el tabaquismo, la diabetes e hipertensión arterial están asociados a las patologías cardiovasculares, la primera causa de muerte en el mundo. Foto ED-3608.
Aunque en el pasado las huertas familiares abastecieron a las familias de alimentos, especias y frutos frescos durante todo el año, la creciente urbanización que redujo los espacios verdes al mínimo le pasó una cara factura a las economías familiares y a los sistemas sanitarios en todas las naciones.
El consumo de bebidas y alimentos súper procesados, incluso aquellos que son naturales, la alta cantidad de aditivos, azúcares y grasas han incidido en el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles.
Por eso, este 16 de octubre en celebración del Día Mundial de la Alimentación las entidades sanitarias están haciendo un llamado bajo el lema “el agua es vida, el agua nutre. No dejar a nadie atrás”, en el sentido que es hora de garantizar el consumo de ese líquido vital como parte de las rutinas diarias, asegurando su sanitización, el alcance a la mayor parte de los 8 mil millones de habitantes del planeta Tierra y la adopción de prácticas domésticas para su conservación.
El crecimiento de la población mundial, la urbanización, el impulso de las industrias y el cambio climático está comprometiendo el acceso al agua potable, ya que según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) se estima que el consumo de agua potable ha disminuido un 20% por persona.
Es por ello que, en el Día Mundial de la Alimentación la FAO está haciendo un llamado para resguardar los entornos naturales y así garantizar los alimentos que cada persona requiere para mantenerse saludable y fortalecer los emprendimientos familiares para cosechar productos frescos de temporada, ya que éstos requieren menos cantidades de agua y no requieren procesos industriales previos a su consumo.
Somos los que comemos
Más allá de la seguridad alimentaria, desde inicios de siglo la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha insistido en que existe un vínculo entre los estilos de vida, la alimentación y las enfermedades crónicas; al punto que en la actualidad éstas causan el 60% de las defunciones. Los padecimientos cardiovasculares, la obesidad y la diabetes son los principales disparadores de esa tendencia global, ya que estos tres diagnósticos representan la mitad de todas las muertes y cada vez a edades más tempranas de la vida.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo y Costa Rica no es la excepción. Según el informe Estado de la Nación 2022, con datos recabados del Ministerio de Salud Pública, las enfermedades crónicas no transmisibles (ECNT) han aumentado, y se relacionan con la mayoría de las muertes y la pérdida total de salud, ocupando los primeros lugares aquellas relacionadas con la salud del corazón y cerebrovasculares. Dichos datos fueron corroborados en setiembre pasado por la Dirección de Vigilancia de la Salud que contabilizó que los fallecimientos por infarto agudo de miocardio aumentaron en un 11% durante el año 2022, contabilizando un total de 2.144 casos ese año y 1.928 en el 2021.
Para la Lic. Marjorie Henderson García, coordinadora del proyecto de Acción Social para el Desarrollo de estrategias de capacitación para el mejoramiento de la calidad de vida de la población con enfermedad crónica degenerativa no transmisible (ED-3608), coordinado por el Centro Nacional de Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA-UCR), la alimentación es uno de los factores esenciales en la rehabilitación de personas que ha sufrido un evento cardíaco.
Los estudios realizados demuestran que la rehabilitación cardíaca reduce un 57% las probabilidades de riesgos prematuras en estos pacientes, y reduce en un 30% los reingresos hospitalarios durante el año siguiente al infarto, explicó Henderson.
“Por lo tanto este tipo de programas producen un impacto importante no solo en la calidad de vida de las personas con enfermedad cardiovascular, sino que también lo hacen en el retorno de inversión de los sistemas de salud”, añadió.
El ED-3608 imparte talleres a pacientes adscritos al Programa de Rehabilitación Cardiaca del Hospital Calderón Guardia sobre actividad física y adherencia a sus medicamentos, la nutrición tiene un rol fundamental para cambios en la alimentación.
En este proceso, saber qué tipo de alimentos consumir, la cantidad de ingesta y la incorporación de alimentos frescos es vital. De hecho, en esa línea de acción “aprender sobre la producción de huertas caseras familiares les ayuda con la disponibilidad de alimentos sanos y el mejoramiento de su estado mental necesario luego de sufrir diferentes eventos que los llevaron a ser parte de la rehabilitación. Se pretende que las personas participantes del programa se empoderen del conocimiento de las formas de mejoramiento y apliquen en sus vidas los cambios necesarios una vez que se han egresado del programa”.
LEÉ MÁS: EDUCACIÓN EMPODERA A PACIENTES CARDIÓPATAS
Dentro de los módulos formativos, el referido a la alimentación es un eje importante, ya que aprenden de qué se trata la nutrición sana, cómo leer etiquetas para saber qué no comprar y la cantidad de porciones diarias.
En los talleres las personas aprenden a distinguir qué tipo de alimentos contribuyen en su rehabilitación, y la eliminación paulatina de aquellos grupos que no son adecuadas, entre las carnes y embutidos procesados, las harinas blancas, los lácteos con grasas saturadas, las frituras y las gaseosas y bebidas azucaradas, incluso aquellas que aunque su base sea natural están cargadas de azúcares.
Cosechados por manos propias
De acuerdo con la Lic. Henderson en la mayoría de participantes del proyecto ED-3608 existe una vulnerabilidad económica; por eso con fondos del proyecto se lleva a cada entorno familiar un paquete básico para iniciar una huerta doméstica, que incluye tierra abonada, semilla y herramientas básicas. “La idea no es solo sembrar y ver cómo crece cada producto, sino que esa medida lo hacen ellos en su proceso de recuperación, no solo se trata de cosechar alimentos frescos sino que también ocupan parte de su tiempo. En nuestro proyecto lo que más nos refleja el seguimiento de la rehabilitación es esa huerta, porque al igual que si una plantita no se cuida se muere, su salud personal está ligada con su recuperación cardiaca”, detalló.
El proyecto ED-3608 entrega semillas de varios tipos de lechuga, tomate, albahaca, apio, culantro y mostaza, e incluso aprenden en el Módulo de Costos cuál es la diferencia del costo de un producto vendido en el comercio y otro producido en sus propias huertas, que en algunos casos ronda el 300%.
En suma, en este proyecto de Acción Social “no es que les enseñamos un régimen médico, sino una forma de vida para disfrutar, para entender que es mejor comer sano porque alimenta lo físico, lo espiritual y lo emocional”, concluyó Henderson.
| Comentarios |