Comunidades y universidad construyen acción social en Turrialba
El Coro Zafra (EC-392) reúne a personas de distintos de Turrialba en ensambles de obras corales.
Mano a mano con las comunidades, el Recinto de Turrialba, de la Universidad de Costa Rica (UCR) en el Atlántico, desarrolla cerca de 30 iniciativas de acción social dirigidas a profundizar los procesos de desarrollo cultural, económico, educativo y ambiental de la región.
Iniciativas de extensión docente, extensión cultural y trabajos comunales universitarios se han vinculado con las comunidades, fortaleciendo el sentido de pertenencia de la universidad en las regiones en que se inserta.
El trabajo desde y por las comunidades, dice Cristian Brenes, coordinador de Acción Social de la sede, es clave. “En sedes y recintos Acción Social funciona muy diferente, porque al estar insertos en las comunidades eso permite que ellas se apropien de la universidad. Aquí es muy frecuente que nos busquen, que nos soliciten un espacio, apoyo, asesoría. La comunidad siente este campus como su propio espacio y tiene muy cercana la universidad para apoyarles en el desarrollo de sus actividades”.
El recinto de Turrialba desarrolla actualmente proyectos en temas culturales y artísticos y alberga también iniciativas vinculadas a la socioproductividad, la educación, relacionadas con comunidades de sentido como mujeres y grupos indígenas, salud, tecnología y ambiente.
Algunos proyectos como la Etapa Básica de Música (ED-570), el Museo Regional Omar Salazar Obando (EC-11), la Rondalla Universitaria (EC-343) y la Orquesta Sinfónica (EC-458) tienen décadas de operar, mientras que otros proyectos como la “Etapa Básica de Artes y Oficios”, los TCU “Sikua Ditsö” (TC-645) y “Oportunidades de aprendizaje permanente para el éxito escolar y el desarrollo educativo de la zona de Turrialba y Jiménez” (TC-715) apenas dan sus primeros pasos.
Según el coordinador de Acción Social, esto se debe a que los proyectos nacen y se desarrollan de acuerdo con la realidad de las comunidades en determinados momentos. “Hacer acción social es un arte, a partir de la necesidad en una comunidad y con esa comunidad. No es estructurada sino que se construye trabajando en función de las necesidades que se identifican. Construimos con los grupos referencias que nos ayudan a entender su lógica, dinámica y necesidades para ver cómo podemos incidir para construir en conjunto, no de forma unidireccional”.
Leonardo Pereira, coordinador de Extensión Cultural de la sede y del proyecto “Escribimos la historia de las comunidades de Turrialba” (TC-688) comentó que lo más importante del trabajo que se realiza desde el recinto es que se trabaja desde la realidad regional, “no en función de que somos los salvadores que traemos el conocimiento sino todo lo contrario, conocemos y reconocemos la realidad de las comunidades y desde ahí se generan espacios de conocimiento, de trabajo, de proyección social y de investigación en función de mejorar el territorio”.
Wilson Mateus, profesor de filosofía y coordinador de los proyectos de extensión docente opinó que las contribuciones de la universidad a la región son muchas desde “la educación, la promoción de la agricultura, el apoyo a comunidades históricamente abandonadas como las indígenas, las mujeres sobrevivientes de violencia, jóvenes que carecen de acceso a la educación. Creo que la universidad, en especial la sede, está contribuyendo de forma muy positiva”, dijo.
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