De acuerdo con la última revisión de políticas educativas nacionales de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), la calificación de los estudiantes costarricenses en áreas como ciencia y lectura estuvo por debajo del promedio de países miembros (70 y 60 puntos respectivamente). 

Para contrarrestar esta tendencia, la organización recomienda el enrolamiento de niños y niñas al sistema educativo a edades más tempranas, mejor formación docente y un sistema de evaluación más efectivo. No obstante, un grupo de estudiantes en dos escuelas de Heredia exploraron una posible solución a la pérdida  de interés y bajo rendimiento basada en complementar materias como la ciencia y la literatura.

Cerca de 35 estudiantes de las escuelas San Lorenzo y Manuel del Pilar fueron parte de un taller experimental llevado a cabo por integrantes del proyecto  Enseñando ciencia a partir de la observación y experimentación (TC-695), en donde se registró su nivel de aceptación con respecto a nuevas metodologías de enseñanza.

El Dr. Óscar Andrey Herrera Sancho, profesor de física e investigador, asegura que la prioridad del TCU es procurar que el conocimiento generado dentro de la universidad pueda difundirse a la mayor cantidad de personas, independiente de su estrato o procedencia. Bajo su coordinación, se manejan cerca de 10 iniciativas diferentes, algunas propuestas por los mismos estudiantes.

Diego Fallas Padilla y Alejandro Godínez Sandí, ambos bachilleres de la Escuela de Física, coordinaron su propio equipo dentro del TCU para desarrollar una metodología que pudiera mezclar exitosamente conceptos de ciencia y literatura a partir de libros y la aplicación de sus conceptos en ejercicios de experimentación, creando un contexto.

La idea del proyecto era poder observar la curiosidad y la intuición de los estudiantes de primaria y enseñarles por medio de la literatura, que la ciencia siempre está presente en nuestro alrededor.

“Cuando la ciencia la volvés algo cotidiano, la desmitificás, lo alejás de lo extraño, de los números, de la pizarra, entonces es ahí donde realmente el estudiante siente que es algo que no es ajeno a él o ella”, comenta Fallas.

El taller experimental se dividió en cuatro sesiones y cubrió los temas de propiedades de la luz, cuerpos celestiales, domesticación de animales y selección artificial, todos extraídos de la obra de Antoine de Saint-Exupéry, El Principito. Además de utilizar conceptos científicos, los estudiantes de primaria formaron parte de dos experimentos realizados en clase.

Al terminar el taller, el equipo llevó  a cabo una encuesta con 26 de las y los  participantes y descubrieron que en general, el 77% de las y los estudiantes experimentaron un mayor interés por la ciencia. De la misma manera, un 92% percibió un aprendizaje de conceptos científicos.

Estos resultados fueron publicados en la revista IOPScience - Physics Education por medio de un artículo académico elaborado por los propios miembros del TCU.

Acción Social e Investigación como un todo

De acuerdo con Herrera, la publicación de artículos en revistas indexadas por parte de estudiantes y profesores involucrados en proyectos de acción social es un paso lógico para fortalecer el vínculo ya existente de esta área con la de la investigación y de esta manera promover la injerencia de más proyectos sociales dentro de las ciencias básicas.

En esta misma dirección, la Dra. Milena Castro Mora, profesora de la Escuela de Estadística, comenta que el trabajo de las y los estudiantes universitarios dentro del TCU rompe con la línea  imaginaria que se dibuja entre ciencia y acción social, ya que se alejan de la perspectiva formal con la que se ve la ciencia normalmente y logran terminar con un producto que aporta a ambos pilares.

Dentro del artículo se incluye una guía para recrear el taller experimental paso a paso con la que los estudiantes esperan poder compartir sus hallazgos y divulgar esta metodología con el resto del mundo.

La docente e investigadora también señala que un aspecto fundamental del taller es el hecho de que no existen barreras como exámenes en donde se les dice a los estudiantes que es correcto e incorrecto, sino que permite la apropiación de los conceptos de una manera más natural.

“Ellos [los estudiantes de primaria] son los que generan su propio discurso y se enfrentan a la ciencia tal cual es en su forma más imperfecta [en donde] una pregunta genera más preguntas”, afirma Castro.

Tanto Herrera como las y los estudiantes, esperan que estas nuevas metodologías lleguen a ser tomadas en cuenta por otros profesionales que forma la UCR, e incluidas en futuras políticas educativas a nivel nacional como parte de una nueva onda de momentum educacional con el potencial de impactar la sociedad de una forma innovadora y creativa.