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Las venas políticas del arte laten en la academia

La Escuela de Artes Plásticas también es una aula abierta con su Cátedra Francisco Amighetti


Fecha de publicación:


Vie, 28/04/2023

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Autoría:


Eduardo Muñoz-Sequeira (Vicerrectoría de Acción Social)

img-noticia-La Cátedra Francisco Amighetti es un espacio abierto a todas las personas interesadas en debatir, reflexionar y aprender sobre las artes. Las artes plásticas, la danza, el teatro, la música, la cultura popular y los emprendimientos culturales son los ingredientes que le dan vida a este encuentro semanal, un proyecto de Acción Social de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR. Fotos EC-4

La Cátedra Francisco Amighetti es un espacio abierto a todas las personas interesadas en debatir, reflexionar y aprender sobre las artes. Las artes plásticas, la danza, el teatro, la música, la cultura popular y los emprendimientos culturales son los ingredientes que le dan vida a este encuentro semanal, un proyecto de Acción Social de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR. Fotos EC-4

Mi arte empezó como el de la humanidad: con la magia. Mis primeros dibujos iluminados nacían para morir al instante, y significaban un esfuerzo físico por la rotación violenta y continua de mi mano”, escribió en 1966 el maestro Francisco Amighetti Ruiz, cuyo nombre quedó inscrito en la Historia del Arte Costarricense.

Amighetti, don Paco como se le conoció durante su larga trayectoria artística y académica, falleció a los 91 años el 12 de noviembre de 1998, pero sigue vigente y latiendo en la Universidad de Costa Rica (UCR), y le da nombre a una cátedra donde el arte, lo político y lo popular confluyen para provocar a estudiantes, investigadores y público interesado en el maravilloso mundo de la creación con una agenda anual.

La Cátedra Francisco Amighetti: arte, política y cultura popular, proyecto de Acción Social (VAS) de la Escuela de Artes Plásticas (EAPL), cada martes comparte actividades de reflexión, crítica y saberes con una audiencia que ha crecido año con año. Sus antecedentes se remontan a la década de los años ochenta del siglo anterior, una idea del profesor Guillermo “Willy” Montero Picado, destacado historiador del arte y profundo conocedor de la obra amighettiana.  Él rememoró que “surgió de manera muy sencilla, y paulatinamente fuimos proponiendo actividades culturales y con el tiempo cuando se adquirió mayor secuencia se le dio ese nombre porque Amighetti fue el creador de la carrera Historia del Arte, y varios espacios universitarios llevan su nombre. No llegó a ser un proyecto formal hasta la llegada de María Clara Vargas Cullel a la Decanatura de Artes, ya que ella se preocupó por darle contenido presupuestario”, reconoció Montero quien cita 1993 como el año de creación institucional, el mismo en que la UCR le entregó a Amighetti el Doctorado Honoris Causa.

Aunque el tiempo ha transcurrido, aquel impulso visionario con el que fue creada esta cátedra, hoy bajo la dirección de la magister Natalia Cordero Villalobos, ha asumido nuevos retos para continuar siendo un lugar de encuentro frecuente entre estudiantes, docentes, investigadores, amantes del arte, artistas nacionales e internacionales.

El impulso de la sangre joven

Si algo caracteriza a la Cátedra Francisco Amighetti es que tras varias décadas sigue latiendo con la sangre joven de una comunidad estudiantil, que de la mano de personas de otras generaciones, aprende más allá de las aulas.

Desde su origen, “la diversidad temática ha sido amplísima, desde visitantes hasta artistas significativos y otros muy jóvenes, y se fueron incluyendo otros vínculos entre disciplinas artísticas. Se convirtió en un aula más a la cual podían acudir los estudiantes, y curiosamente el público que acudía no era necesariamente solo estudiantil sino que empezó a atraer una serie de personas interesadas en los temas artísticos, particularmente personas de la tercera edad”, apuntó Montero.

Sofía Benavides Villalobos, estudiante de las carreras Diseño Escultórico y Diseño Gráfico, afirmó es una manera de “aprender cosas nuevas y diferentes a las que nos ofrecen las carreras, con talleres, con la interacción con otros artistas y colectivos, es un intercambio de conocimientos entre la población de artistas y esas personas”.

En ese sentido, la magister Cordero afirmó que “el mayor aporte es presentar temas a la población, es un sitio de nexos entre las personas asistentes y los agentes activos del sector cultural, y se comparten asuntos de índole social y con gran cabida para la cultura popular, y que también nos interesa escuchar y colaborar. Nos hemos convertido en una plataforma para las personas que tienen proyectos”.

Según Cordero, cuando asumió este proyecto de Acción Social su meta fue convertirla en una versión 2.0 con respecto a la idea que la generó y se incluyeron muchos más temas que atañen al sector creativo costarricense como la inserción al mercado laboral, el emprendimiento, la economía cultural, entre otros, que son necesidades de los estudiantes. Además, en la actualidad se aborda con una visión más general de las artes, abarcando las visuales, el teatro, la danza, el cine, la música y la posibilidad de trabajar en alianza con otras instancias como el Instituto de Investigaciones en Arte (IIArte) y LabCultura-UCR, así como entes externos a la universidad como museos, centros y casas de cultura, entre otros.

La idea de estos vínculos, explicó Cordero, es que la comunidad estudiantil tenga “una visión más amplia de la cultura en el ámbito nacional e internacional y sepa como funciona en el campo laboral y mostrarle la gran cantidad de proyectos existentes y la sinergia del sector, el cómo pueden participar y conocer otros espacios culturales”.

Así cada martes, la Cátedra Francisco Amighetti se enriquece con el aporte de las nuevas generaciones que la han asumido como propia, como un proyecto que ha rejuvenecido, que se alimenta de la sabiduría de quienes ya iniciaron su tránsito por el mundo de la creación, de la reflexión y la crítica para aportar a la sangre joven de artistas e historiadores del arte que se suman a los encuentros.

Para Marco Díaz Cortés, estudiante de Historia del Arte, en su carrera no se elaboran obras, “sino investigaciones y en estos espacios mostramos los resultados y por eso es tan necesario este vínculo entre la cátedra y mi carrera. Así uno siempre se está dando cuenta de qué es lo que pasa en el mundo del arte en Costa Rica y en la región, así como dentro de nuestra universidad. Sabés que hay una exposición importante, que se está generando una investigación importante desde el mundo de las artes, se sabe que eso va pasar por la cátedra. Es un espacio para poder conversar y repensar sobre los temas, sobre que las artes son importantísimas y no es ninguna perdida de tiempo”.

Un trinomio indisoluble

Como citó el profesor Montero en su libro “Amighetti: 60 años de labor artística”, Amighetti escribió en 1953 en el desaparecido Diario de Costa Rica que “el pueblo ha vivido mucho tiempo divorciado de las artes”, y para el artista la frase estaba profundamente arraigada en su pasión por retratar la vida en los parques, las plazas y las calles de la Costa Rica que lo vió crecer y, explorar autodidactamente, su pluma, los colores y sus meditaciones.

Y es esa esencia la que precisamente persiste en la Cátedra Francisco Amighetti, porque más allá de la academia formal que aún predomina, es un diálogo en el que debate el docente con el estudiante, el estudiante con el artista y el artista con una audiencia que cada semana asiste a las actividades.

Esta cátedra no se resume a la presentación formal, el compartir un café y la tertulia luego del cierre, son parte de ese mismo proceso donde concluye la política, el arte y lo popular, un trinomio que subyace en la creación misma.

Es una cita semanal donde se habla de esos temas, porque un sector cultural fuerte también contribuye a la discusión de los temas nacionales. “Muchos pensaran que la política no tiene que ver con el arte, y menos si tiene que ver con la EAPL; pero en el ámbito nacional las políticas culturales requieren fortalecimiento y difusión, para cualquier profesional en las artes y éstas le afectan de alguna manera”, acotó la coordinadora.

Una muestra de lo dicho por Cordero es que la construcción de la agenda anual es un proceso que implica “un reto que parte a lo interno de la Escuela de Artes Plásticas y luego vamos a los institutos de Investigación, después hacemos consultas a los espacios culturales públicos y privados. Lo que buscamos es proponer una agenda rotatoria de todos los agentes participantes y los temas, la frase clave es lograr una agenda equilibrada”, agregó.

En este proceso los estudiantes también tienen una participación activa, ya que en algunas fechas son quienes moderan, exponen y escogen a las personas invitadas a los debates, todo esto mediante un comité estudiantil.

Desafíos futuros

La pandemia sanitaria mundial provocada por la COVID-19 marcó nuevas rutas. “Descubrimos una oportunidad de crecimiento al asumir la virtualidad, al retomar la presencialidad nos dimos cuenta que muchas personas quieren una agenda bimodal, ya sea por distancia, por problemas de traslado u otros motivos. Actualmente, cada semestre la mitad de las actividades son virtuales.

Adicionalmente, “hemos logrado cambios, desde su imagen, su incursión en redes sociales y la adquisición de equipos para el registro de las actividades. Un reto que lo tengo muy presente es salir un poco más de la academia, abarcar sobre la gestión cultural en general porque para mi es muy importante que la comunidad estudiantil sepa lo que pasa al salir de la universidad. Debemos trabajar más en el registro documental y consolidar colaboraciones con otros proyectos porque soy de la creencia que en ocasiones trabajamos como icebergs independiente uno del otro”, concluyó Cordero.

Las actividades de la Cátedra Francisco Amighetti: Arte, Política y Cultura Popular se realizan en el auditorio de la Facultad de Artes de la UCR.  Para seguir la agenda semanal pueden visitarse los perfiles de Facebook e Instagram, así como ver los registros audiovisuales en su canal de Youtube.


 

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