Entrevista: Ing. Juan Manuel Medina. Secretario de Extensión, Universidad Nacional del Rosario
En su visita por el país, el secretario de Extensión Universitaria de la Universidad Nacional del Rosario, Argentina, el Ing. Juan Manuel Medina, participó en varias actividades organizadas por la Sección de Extensión Docente, de la Vicerrectoría de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR).
El ingeniero agrónomo, quien ocupa dicha secretaría desde el 2011, ahondó en algunos de los temas expuestos durante su visita.
Don Juan Manuel, ¿cuál considera usted que es la función de la universidad pública en la sociedad?
–Debe ser un actor social concreto, con fuerte presencia en la sociedad. Tiene que tener una agenda social de los temas que sean más actuales, que permita la discusión y el debate y aportar, sobre todo, con sus propios recursos: docentes, estudiantes y la producción del conocimiento. Me parece que dentro de los temas que no pueden perderse en esta agenda están la pobreza y la desigualdad, son los temas centrales.
Estos dos temas (desigualdad y pobreza) los mencionó usted también en su presentación, en cuanto a temas que debe posicionar la universidad pública. ¿Porqué la relevancia?
–Me parece importante que nos empecemos a mirar más a nosotros mismos, un poco mirar hacia el sur del continente, digamos de México hacia abajo. Hay un tema que es muy importante que es la desigualdad que hoy sufre Latinoamérica. Cada vez es más amplia la brecha entre los sectores altos y los sectores bajos de la sociedad, y creo que esto termina redundando en violencia, poblaciones muy susceptibles, poblaciones que prácticamente están desamparadas porque están dependiendo de situaciones complejas como el narcotráfico, el trabajo no formalizado; niños y adolescentes que muchas veces no acceden a la educación y ni hablar de cuestiones culturales, a las que muchas veces no pueden acceder.
Son cuestiones que se están dando en nuestro continente y que creo que la universidad debe atacar. La cuestión de la pobreza va de la mano, es generada por esta desigualdad y volvemos a lo mismo: pobreza no solamente desde el punto de vista económico, sino en cuanto al acceso a la educación, al trabajo, a la cultura. Tenemos una gran cantidad de latinos y caribeños que ya no están en una situación de riesgo sino más bien están totalmente desamparados y sujetos a tener que sobrevivir en este contexto.
Desde esa perspectiva ¿qué papel juega en todo esto la Acción Social?
–Le toca materializar esta discusión y promover estos debates y articular con la comunidad y con la sociedad en su conjunto todas las acciones dialógicas. Es básicamente promover la igualdad, en definitiva, y creo que ese es un desafío muy importante que tiene Extensión Universitaria o Acción Social.
Se ha conversado en varias ocasiones sobre la falta de claridad en cuanto al concepto de Acción Social. Para usted, ¿cuál es el punto de partida para la definición adecuada de proyectos de Acción Social?
–En primera instancia la Vicerrectoría o la Secretaría debe tener claro cuál es el concepto de extensión y, aparte de eso, definir sus propias políticas de Acción Social. En el caso nuestro, trabajamos con comunidades desprotegidas, comunidades marginadas, comunidades que tienen un contexto desfavorable; con distintas poblaciones que sufren algún tipo de discriminación, por ejemplo con discapacidad... siempre con este objetivo de garantizar la mayor inclusión y la mayor igualdad en la sociedad.
¿Qué importancia le otorga a la integración de las tres áreas sustantivas: Docencia, Investigación y Acción Social?
–Me parece que esa integración nos permite hablar de otro modelo de universidad. Cuando podamos lograr esta integración de las tres funciones es cuando realmente la universidad va a tener un sentido intrínseco, de poder formar a los estudiantes y que a su vez los docentes se puedan formar de manera transversal e integral comprendiendo las tres funciones y a su vez integrando las organizaciones sociales, la comunidad. Es un proceso donde la universidad se dejaría permear y eso en definitiva termina enriqueciendo mucho más a la universidad que a las propias comunidades, porque la universidad va a estar en una permanente cuestión dinámica de enriquecimiento propio de los saberes y conocimientos populares y en una actualización permanente. Los problemas hay que abordarlos integralmente y si seguimos disociando investigación, docencia y acción social, lo único que vamos a estar provocando es un desprestigio de la institución.
¿Cuál debe ser el papel de las y los estudiantes en la Acción Social?
–Si el estudiante no se involucra en una actividad o en un proyecto de Acción Social, no podemos hablar de Acción Social o de Extensión, porque creo que el estudiante dentro de la comunidad universitaria es el que tiene que transformar y reproducir este proceso educativo, este aprendizaje que es la Extensión Universitaria o la Acción Social. De otra manera, si el estudiante no es protagonista, lo único que estamos haciendo es reproducir una práctica hacia adentro de la universidad, por más que los docentes puedan tener buenas intenciones, la clave es que estamos formando ciudadanos y el estudiante es ese ciudadano por formar.
A modo de resumen, ¿cuáles son los desafíos que tiene la Acción Social para alcanzar la tan ansiada transformación social?
–Primero, dar un fuerte debate hacia adentro de la Universidad y que luego podamos incorporar a la sociedad civil. Después, cambiar el paradigma y los modelos pedagógicos que hoy tenemos como universidad. Sin duda, hoy la dinámica que tienen nuestras sociedades, complejas como se están volviendo, donde las problemáticas son de muchísimas disciplinas, si seguimos con el mismo modelo de universidad, vamos camino al fracaso como institución. Si hacemos una línea de tiempo, tenemos una universidad para una sociedad que ya pasó hace 50 años y no una actualizada para la sociedad de hoy.
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