Rosibel Álvarez Segura vive en Grecia, es jubilada y el pasado 4 de enero matriculó dos cursos presenciales de los 25 que conforman los Campamentos de Desarrollo Humano de la Universidad de Costa Rica (UCR) para la edición del 2023. Después de tres años consecutivos de realizar las actividades vía Zoom, este año vuelven a impartirse de forma presencial. Esta gama de cursos y talleres los organiza el Recinto de Grecia de la Sede de Occidente desde el año 2011; con un total de 9 ediciones. 

A pesar de la pandemia por COVID-19, las y los funcionarios del Recinto prepararon de forma voluntaria y activa , unas 29 actividades virtuales por año para poblaciones de todas las edades, durante los últimos 3 años. Pero este año, la presencialidad es una realidad.

No solo se matriculó ella, sino también su nieto; con ello se abren las posibilidades para lograr el objetivo de este proyecto de Acción Social que busca “promover el acceso universal de la población costarricense a la educación no formal”. Estas actividades están enfocadas para niñez, juventud, población adulta y adulta mayor, cita el documento de formulación.

“Es una opción que le damos a las comunidades cercanas, para que vengan, se acerquen a nosotros y puedan conocer el Recinto, y así llevar actividades de todo tipo. Aprovechamos hacerlo en esta época en que los estudiantes de las escuelas y colegios están de vacaciones” explicó Sindy Porras Santamaría, directora del Recinto de Grecia y una de las coordinadoras de este proyecto. 

El ADN de los Campamentos de Desarrollo Humano

En el año 2011, los Campamentos de Desarrollo Humano se empezaron a realizar literalmente acampando dentro del Recinto. Desde ahí nace el concepto y aunque en la actualidad no se ejecuta de esa manera, el término se instauró y se establecieron varios principios como: voluntariado, educación no formal, interinstitucionalidad, gratuidad y sostenibilidad.

Este año se quiere dar mayor énfasis en la parte emocional y de vinculación social. Al volver a la presencialidad, cada uno de los cursos quiere fortalecer y dar valor a las palabras, la compañía, los abrazos, en otra palabra la socialización.Para ello, van a rescatar una de las raíces del ADN del Campamento. “Tener esta oportunidad, porque no sabemos lo que viven cada niño o cada niña o cada joven en sus hogares. El permitirse vincularse y no tener el celular, porque no se permite. Es parte de lo que hacemos en un antes y un después (de campamentos) que marque la vida de las personas” añadió Vargas.

Entretejer 25 cursos en un solo evento es todo un reto, ya que las necesidades son muchas y los recursos son pocos. Solo en la Sede del Occidente hay 60 proyectos de Acción Social y los Campamentos de Desarrollo Humano es uno de ellos. 

“Un porcentaje muy alto de estos proyectos (de Acción Social) no tienen jornada (laboral) y este es uno. Y es un proyecto muy exitoso, por el impacto que tiene en las comunidades. Cuando escuchamos testimonios de las personas sobre los beneficios que traen los campamentos definitivamente estamos haciendo bien las cosas”, puntualizó Vivian Murillo coordinadora de Acción Social de la Sede de Occidente.

A pesar de esas limitantes, la convicción, la pasión, el entusiasmo y la responsabilidad del deber va más allá. Este grupo de funcionarios tienen la claridad que aunque no existan los recursos económicos, los Campamentos de Desarrollo Humano dejan huella positiva en las personas y por ende, en la comunidad.

Doña Rosibel espera con alegría su curso de baile; no solo para aprender nuevos pasos, sino porque ese espacio social despeja su mente, hace que se sienta más feliz, y le permite vincularse con ella misma y con otras personas. Al igual que ella, más de 700 personas tendrán la oportunidad de mejorar su calidad de vida gracias a los campamentos de Desarrollo Humano.