Niños, niñas y adolescentes aprenden sobre nuevas masculinidades
TCU brinda herramientas para la prevención de la violencia y promoción de una cultura de paz
El TCU busca implementar acciones para que instituciones y organizaciones comunitarias incluyan en su quehacer diario el enfoque de prevención primaria de la violencia de género y la promoción de la cultura de paz.
El Trabajo Comunal Universitario (TCU) Prevención de la violencia y promoción de una cultura de paz con enfoque de masculinidad en niñas, niños y adolescentes (TC-630) trabaja por implementar procesos de prevención de la violencia con niños, niñas y adolescentes, docentes, líderes y lideresas comunitarias, integrando la perspectiva de género y promoviendo a su vez relaciones pacíficas entre todos y todas.
El proyecto trabaja en los cantones de Montes de Oca y Curridabat, principalmente con centros educativos cuyas poblaciones viven en condiciones de vulnerabilidad. “Este es un TCU que se inserta principalmente en zonas de alta vulnerabilidad, porque nos interesa trabajar la prevención primaria de la violencia y la promoción de una cultura de paz con enfoque de masculinidad con niños y niñas que viven en condiciones de alto riesgo como hacinamiento, expuestos a la venta y consumo de drogas y con contextos familiares donde hay violencia”, expresó Ruthman Moreira Chavarría, coordinador del TCU.
Entre las labores del proyecto destaca el generar espacios de reflexión en torno a los procesos de socialización de las masculinidades. Esto apunta a inducir cambios en las prácticas cotidianas perjudiciales que perpetúan los estereotipos y a su vez justifican las violencias de género y las violencias sociales.
“Estamos tratando de incidir en cómo podemos mejorar las relaciones entre hombres y mujeres desde edades tempranas para evitar asuntos tan complejos como lo es la violencia en todas sus dimensiones”, expresó Moreira.
Según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), más del 35% de las mujeres de todo el mundo han sido víctimas de violencia física o sexual. Además, diversos estudios nacionales demuestran que en países con altos índices de pobreza esta cifra puede llegar a aumentar hasta un 70%.
La violencia contra la mujer se puede definir como todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.
Existe un marco legal e internacional que recomienda trabajar la violencia de género por medio de la prevención primaria, es decir, desde edades tempranas. Dicho trabajo debe incluir el enfoque de masculinidades e involucrar a los hombres (niños y jóvenes) de modo que los mismos puedan construir y vivir masculinidades que respeten los derechos humanos y prevengan la violencia hacia las mujeres, incluidas las violencias simbólicas.
Este TCU, parte del entendido de que para que las niñas, los niños, los y las adolescentes puedan aprender a relacionarse con igualdad y equidad, es necesario desarrollar procesos de formación, orientados a facilitar que reflexionen y se cuestionen estas concepciones y adquieran los conocimientos y habilidades para poder ejercer sus derechos y respetar los derechos de los y las demás.
Quienes participan de la iniciativa mencionan que el trabajo con hombres requiere de procesos reeducativos y de resocialización para que puedan reconocer tanto la forma como han sido socializados en esta cultura patriarcal como los costos y los daños que esto conlleva para las mujeres, para las demás personas, para la naturaleza y para sí mismos.
“Creo que con las últimas noticias a nivel nacional, estas experiencias son importantes de fomentar en edades tempranas. La nueva masculinidad me parece que va a ayudar mucho a los chicos a que sean ellos mismos y no tanto lo que una sociedad les ha impuesto y que permita la búsqueda de la felicidad de ellos”, indicó María Alejandra Ureña, integrante del proyecto.
Los procesos de formación han sido muy bien recibidos tanto por las personas estudiantes como por los centros educativos, gracias a las metodologías lúdicas y los resultados que con el tiempo se van haciendo evidentes. Docentes y demás personas de las escuelas esperan que el proyecto continúe y permita cambiar las dinámicas de violencia aún presentes entre los niños y las niñas.
“Esto no es algo que sucede de la noche a la mañana. Tenemos que continuar con esta alianza con los TCU porque los niños salen de sexto y vienen nuevos niños, ahora también tenemos niños de materno y la cultura de la escuela tiene que cambiar por eso estamos casadas con esto. Sabemos que son cambios a largo plazo y debemos iniciar desde edades tempranas por eso espero que la UCR nos siga apoyando”, comentó Brasilia Domus Pereira, psicóloga de la Escuela 15 de Agosto.
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