En un aula del Edificio de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica (UCR), Sede Rodrigo Facio, una veintena de personas nicaragüenses, exiliadas de su patria, encontró un espacio donde compartir sus historias, sus sueños para su país y sus añoranzas, entre sonrisas cómplices y ojos llorosos, a veces por el dolor y a veces por la esperanza.

El conversatorio “Las voces y aportes de las personas desplazadas nicaragüenses” organizado por la Escuela de Sociología y CENDEROS en el marco de los Campamentos de Desarrollo Humano, arrancó con la pretensión de sensibilizar y mapear las necesidades en que la universidad puede apoyar, pero se convirtió en un espacio casi terapeútico de organización y fraternidad de una comunidad que añora que su país se estabilice para reanudar sus vidas.

Fragmentos de sus narraciones y frases de esperanza, pronto se convertirán en afiches en las paredes del Edificio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR, para sensibilizar al estudiantado con respecto a realidad que vive esta población.

Estudiantes universitarios, personas defensoras de derechos humanos, indígenas, activistas, madres y padres con sus niños, todos integrantes del Movimiento 18 de Abril compartieron sus recuerdos sobre los procesos de resistencia que protagonizaron en Nicaragua, sus experiencias huyendo de su país, enfrentando sus nuevos estatus migratorios en Costa Rica y las distintas dificultades que conlleva, como desempleo, pobreza, barreras de acceso a la educación y discriminación.

La actual crisis en Nicaragua comenzó el pasado 18 de abril luego del anuncio gubernamental de  una reforma al sistema de seguro social que generó protestas estudiantiles, sindicales y de grupos empresariales. El movimiento no ha cesado desde entonces y de acuerdo con informes oficiales, producto de los enfrentamientos suman ya más de 500 personas muertas y cientos de detenidas.

Al cierre de la sesión, la socióloga y docente Ana Lucía Mora, construyó junto con los asistentes una serie de frases y fragmentos de los relatos que pronto se imprimirán y se colocarán en las paredes del edificio que albergó el conversatorio, para “combatir la xenofobia que también vive en estas paredes”, dijo Mora

Maricela Hikelammert, de CENDEROS, comentó que el conversatorio sirvió como espacio de encuentro y aprendizaje para la comunidad nicaragüense desplazada a Costa Rica y para generar productos comunicativos sensibilizadores desde las mismas voces y experiencias de las personas migrantes, apartándose del discurso estereotipado y xenófobo con el que muchas veces se hace referencia a ellas en los medios de comunicación.

Uno de los jóvenes activistas -cuya identidad no se divulga por su seguridad- opinó que el conversatorio le permitió compartir con sus compatriotas y aportar a su proceso de integración construyendo esta campaña contra la xenofobia, además de permitirle sentir “el abrazo de la universidad a la comunidad nicaragüense”.