PRIMER PROYECTO DE ACCIÓN SOCIAL DE LA UCR EN VIRTUALIZAR SUS PROCESOS BRINDA BUENOS FRUTOS
Talleres virtuales en tres grandes áreas: emprendimiento, desarrollo sostenible y economía social solidaria.
Taller con miembros de las comunidades de El Trapiche y La Esperanza en Cariari de Pococí, Limón antes de la pandemia del COVID-19
Antes de la pandemia por COVID-19, Alejandra Solís Soto, gerente de COOPROTUR, tenía que caminar 3 kilómetros de su casa al centro de la comunidad de San Ramón de La Virgen de Sarapiquí (Atlántico norte de Costa Rica) para recibir talleres de diferentes organizaciones. En esta nueva normalidad, el proyecto de Acción Social de la Universidad de Costa Rica (UCR) “Desarrollo Sostenible: Emprendimiento y Economía Social Solidaria” (TC-491) de la Escuela de Administración Pública; está ofreciendo diversas herramientas digitales. Sin embargo, y a pesar de los serios problemas de conexión; Solís está muy agradecida por los talleres virtuales que ha recibido en estos tiempos de pandemia.
“Para nosotros ha sido un reto aprender desde la casa, en realidad por algunas razones ha sido ventajoso y en otras [ocasiones] ha sido de dificultad. En el caso del Internet, porque hay de muy baja calidad. Pero la experiencia ha sido linda, aprender sobre Internet con la computadora. Comentamos entre nosotros que nos gusta mucho más ahora [la virtualidad]; nos sentimos más cómodos con esta tecnología”, compartió Solís.
El objetivo de este proyecto de Acción Social es contribuir con el fortalecimiento de las actividades socieconómicas, desarrollando acciones en tres ejes: emprendimiento, desarrollo sostenible y economía social solidaria. Ante la pandemia, el trabajo que se realizaba con las comunidades de forma presencial, se suspendió.
La situación sanitaria del COVID-19 está calando fuertemente en la economía nacional e internacional. Los porcentajes de desempleo están cada vez más elevados y las pequeñas y medianas empresas están siendo perjudicadas.
“Cuando esta situación empezó, tuvimos que tomar decisiones rápidas con el fin de poder seguir dando respuesta y continuidad a los compromisos que obtuvimos con las comunidades y con los propios objetivos del TCU”, afirmó Georgianella Barboza González, coordinadora del proyecto.
La labor la realizan -junto a Barboza- dos docentes más de la Escuela de Administración Pública: Lorena López González y Oscar Mena Redondo y aproximadamente 60 estudiantes de diversas carreras universitarias; unido al trabajo en conjunto con otras instituciones, como el Instituto de Desarrollo Rural (INDER), quienes han aportado en el acercamiento con las comunidades. Además, las consultas con los miembros del Consejo Territorial de Desarrollo Rural (CTDR) en los territorios rurales de Atenas, Palmares, Naranjo, San Ramón, Zarcero y Heredia.
“Hablamos con las comunidades para virtualizar a la brevedad posible, cada una de las acciones que se estaban haciendo en un momento tan crítico del país”, puntualizó Barboza. Esto hizo que las personas encargadas del proyecto consultaran a las comunidades para conocer sobre los contenidos que se tienen que abordar en momentos de pandemia.
El apoyo estudiantil es básico para el éxito de estas acciones. “Tener un grupo de jóvenes de varias disciplinas, deseosa de colaborar y de mucha creatividad”, es parte del éxito, expresó López.
“Considero que algo fundamental para la transformación del proyecto fue cambiar no solo el método, sino los contenidos. El trabajo con las comunidades es fundamental, el adaptar la teoría con la realidad y desarrollar temas verdaderamente útiles y que respondan a la conyuntura que se encuentra el país. Todo esto con el fin de que los participantes también se vuelvan agentes de cambios que compartan los conocimientos adquiridos y de esta forma se puede multiplicar el valor generado”; explicó Susan Vargas Mora, estudiante del TCU-491.
En el tema de empredimiento, el proceso va con mucha fuerza. “Uno de los principales logros es contactar a más de 200 emprendedores; algunos existían antes de la pandemia y otros durante. Todos ellos con deseos de recibirnos para brindarles aportes en las diferentes líneas. Ahora nos queda como reto, superar la barrera de las agendas tan ocupadas, tanto de la academia como de los emprendedores”, afirmó López, encargada del eje de emprendimiento.
Además, se inició una serie de capacitaciones a un grupo de mujeres emprendedoras de Paso Canoas, Río Claro, San Isidro del General. La metodología integró actividades asincrónicas (actividades que se llevan a cabo sin coincidencia en el tiempo) ya que el acceso a Internet es más limitado.
En términos generales, al iniciar el año de forma presencial, esta labor del proyecto TCU-491 se estaba realizando en 26 comunidades; hoy con la virtualidad “nos ha permitido trabajar con comunidades de diferentes partes del país”, explicó Barboza.
“Uno de los retos fue generar un compromiso con la comunidad, por el tema de la adaptación a este esquema de virtualización. Sin embargo, es algo que logramos alcanzar, claramente con el apoyo de la comunidad”, agradeció Mariano Fernández Barrenechea estudiante del TCU-491.
Este cambio de lo presencial a lo virtual tiene una gran dosis de aprovechamiento del tiempo, innovación y creatividad. Asumir retos, un alto grado de responsabilidad social y de escucha. Esta suma de factores logró que el TC-491 sea el primer proyecto de Acción Social de la UCR en virtualizar sus procesos para reactivar las economías locales en tiempo de pandemia.
“Trabajar por medio de herramientas virtuales nos ha permitido seguir unidos a las comunidades”, puntualizó Barboza.
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