La Escuela de verano de Extensión Universitaria y Acción Social realizada en Costa Rica entre los días 20 al 26 de febrero, en el marco el Foro de Acción Social: La Inter-acción Universidad- Sociedad: propuestas y desafíos a cien años de la Reforma de Córdoba reunió a 130 personas provenientes de ocho países para analizar el trabajo de vinculación que realizan las universidades públicas latinoamericanas con las comunidades, organizaciones sociales y movimientos comunitarios.

La Escuela fue organizada conjuntamente por las universidades de Costa Rica (UCR), la Nacional (UNA) y la Unión Latinoamericana de Extensión Universitaria (ULEU), y como parte de las actividades se visitaron las comunidades costarricenses de Isla Chira, Cerrillos de Esparza, Upala, Río Magdalena de la Virgen de Sarapiquí, y Cureña.

Estudiantes, delegaciones comunitarias, docentes y funcionarios universitarios vivieron este proceso con intensidad. Uno de los puntos destacados es que como parte de la propuesta pedagógica se contó con la participación de personas provenientes de comunidades. Al respecto, el profesor Humberto Tommasino, de la Universidad de la República de Uruguay, y miembro de ULEU, dijo que esto “fue una de las mejores cosas que le puede pasar a la Escuela, y esa idea que lanzamos desde las propuestas teóricas, del diálogo de saberes, que a veces las trabajamos solos como universitarios. Pero esto nos exige tomar esa virtud que habla Freire, de vivir en la práctica lo que decimos en el discurso. Tiene muchas dificultades porque tenemos unas cabezas muy universitarias, con jergas y lenguajes disciplinarios a veces muy encriptados, incluso muy complejos para nosotros entre disciplinas. Tenemos que generar casi una nueva gramática para generar vinculos dialógicos”, agregó Tommasino.

“Tenemos que trascender los conceptos”. Para Juan Carlos Molinas Cáceres, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional del Este, Paraguay, y actual Presidente de ULEU, en América Latina existe discusión sobre cuál es el término más apropiado para referirse a la vinculación de las universidades con la sociedad.

“Hemos venido comprendiendo que más allá del concepto, la cuestión es con quién, en qué trabajamos y dónde. Más allá si es vinculación, extensión o acción social tenemos claro que la universidad sin la participación de las comunidades y estudiantes pierde su pertinencia de vida. Incluso en muchos países está en discusión si la educación superior pública debe ser sostenida por el Estado o no. Creemos que la extensión es la herramienta esencial que le da pertinencia a la universidad dentro del contexto y entorno en que se moviliza”.

Además, Molinas aseguró que en la región latinoamericana esta labor muestra distintos matices y avances. “Uruguay tiene modelos muy fortalecidos con el Programa Integral Metropolitana, en Argentina algunas universidades muestran pasos importantes, otras menos. Incluso en Costa Rica vemos un esfuerzo importante de integrar los tres pilares universitarios en forma cualitativa. Pero evidentemente en nuestra América la investigación sigue siendo la niña bonita que recibe los fondos y todo el impulso”.

“En el modelo integral que proponemos fluyen las tres funciones de la universidad. No tiene sentido que anden en paralelo, y a veces ni siquiera en paralelo, y debemos integrarlos para fortalecerlas. Extensión social está peleando por ubicarse en su lugar, no superior, sino integrándose a los pilares”, expresó.